15 de diciembre de 2007

Busco novia

Vi un video donde entrevistaban a Alicia Bisso (del blog Busco Novio de El Comercio) y no sé cómo michi salió este texto. Supongo que está algo inspirado en ella, lo que no significa que la alucine así.


Te observo como te deslizas suavemente por la ciudad, pasas de bar en bar, de hueco en hueco, con solvencia, con prestancia, como si el mundo o Lima, esta ciudad, fuera tuya, y estuviera a tus pies.
Te veía los jueves en el Juanitos, en la mesa de cada jueves, la que compartes siempre con mucha gente, riéndote de la vida, disfrutando sus placeres en cada vaso de cerveza, en cada butifarra. Los mozos te atendían con preferencia, y nunca por la propina que dejaban, sino por el aura de diosa que proyectabas y que hacía que ellos giren alrededor tuyo, con deferencia a tus pedidos, con atención a tus palabras. Yo en otra mesa, compartía también con amigos, pero más atento a tus movimientos que a la conversa de nada.
Cuando la noche caía, muchos eran los que te querían llevar, ay ingenuos, tú, mujer independizada, cogías tu hatchback y enrumbabas por la playa rumbo a tu depa, con el volumen en 20 y una canción de Pulp sonando en tu stereo. Yo tarareaba la misma canción desde otro rincón de la ciudad, imaginando tus ojos frente al volante, atenta a las curvas, pensando en el mañana.
Al día siguiente, fresca, como si nada de lo de ayer hubiera existido, como si haber entrado a los 30 te diera más resistencia, almorzabas algo marino con la gente de la oficina. A tu lado, tu jefe se enorgullece de tenerte en su equipo, te exhibe ante los clientes. Tú, obviamente, no te percatas de esto. Simplemente muestras un poco de ese estilo cosmopolita que sudas por los poros, como lo más natural del mundo. Y yo te imagino en mi cuarto, a mí poniendo la mesa, los manteles, los cubiertos, para el deguste de la reina que eres, tratando que aceptes entrar a esta cabaña plebeya que no es digna de tener tu presencia.
Esa noche de viernes recibes varias llamadas, no sabes dónde ir, qué invitación aceptar, por fin, decides salir con las chicas de tu grupo a algún bar con música ochentera, total, igual los galanes se aproximaran al rincón de la barra donde están, te invitarán a bailar, aceptarás a unos, a otros no, estarás cansada de tanto baile, de tanto gileo monse, prefieres seguir el movimiento desde tu burbuja dorada, tomándote un apple martini, indiferente a la mirada del chico del costado que en su mejor camisa de fin de semana ensaya su sonrisa más seductora, la cual no es suficiente para alcanzar tus alturas cósmicas. Por mi lado, te espiaré desde mi rincón, con mi chela en la mano, imaginando qué te diría de tener un minuto en la pista contigo, un minuto bailando algo de Pixies quizás, viéndote bailar como si bailaras sola.
El sábado transcurre entre tu cuarto, la laptop, el almuerzo con la familia y la tarde con la amiga al teléfono. Para la noche ya tienes un cumple en un restaurant in de la ciudad, creo que se llama Huaringas o algo así, étnico, novoandino. Yo me quedé con mi carro en la puerta, esperando tu salida. Huiste de ese lugar, divertida, lista para seguir la noche, pero esta vez tocaba en el depa de alguien, pararon en el Select más cercano a comprar sendos six, cajetillas de puchos, botellas de vodka, harto hielo, los implementos para vivir la noche en esos 100 metros cuadrados de esa esquina de Miraflores o Barranco. Desde afuera se veían las sombras de la pachanga, iban y venian, se oía también las risas, el tintinear de los vasos, la música girar en el tornamesa de tu cuerpo. Por momentos me parecía divisarte en la sombra furtiva de la cortina o en la imagen borrosa del balcón. La noche me ganó, el cansancio fue más. Me dormí esperándote. En la mañana, la fiesta era un buen recuerdo en sus memorias, una sonrisa en tu cara. Despeinado de amanecida, encendí el bolocho y entonces te vi. Los vi. Él te despedía, tú salías recién bañada, fresca, lista para el domingo o para la siguiente semana.
Puse primera y te sobrepasé, sin importarme la forma cómo se despedían, sabía que era algo ocasional en tu vida, algo de fin de semana. Sabía que en algún momento tendría mi oportunidad, que mi chance estaba abierta en cada jueves o viernes o sábado.

20 de octubre de 2007

Tragedias mínimas

- Que ya no haya moras ni granadas en el parque a la vuelta de mi casa
- Que no encuentre mi álbum de fotos de chibolo
- Que con esas fotos se hayan ido recuerdos y caras que nunca más recordaré
- Que los recibos de todo, agua, luz, cable, etc. lleguen siempre tan pronto
- Que ya me haya visto todos los capítulos del Chavo del Ocho
- Que los sábados no haya nada que ver en la tele hasta la noche
- Que en el Especial del Humor ya no salga David Copperfield
- Que ya no vendan Cusqueña Light
- Que ya no den Seinfeld a la hora de almuerzo
- Que ya no den El Correcaminos o no tenga el canal donde lo dan

- Que la Inka Kola ya no sepa igual desde que la compró Coca Cola
- Que los martes ya no pueda jugar fulbito
- Que mi escritorio esté taaaaaan desordenado
- Que mi cocina sea tan pequeña que no entre una mesita para comer
- Que le tele de mi cuarto se haya malogrado
- Que algunos de los discos que más me gustan estén rayados o perdidos
- Que no tenga libros para leer
- Q ue se atore el baño de mi casa c on frecuencia y sólo tenga uno
- Q ue mientras me ba ño, vuelen los plomos y termino con agua fría
- Que nunca haya lo que uno quiere comer en la refri
- Que mi casa solo tenga un cuadro colgado en sus paredes
- Que casi toda mi ropa esté sucia y no tenga lavadora
- Que mi cuenta de banco esté en tres cifras
- Que no postee tan seguido como quisiera
- Que no escriba tan seguido como quisiera: algo, cualquier cosa.

15 de agosto de 2007

Cuando pase el temblor (en Lima)


La historia de Lima está muy ligada a los temblores y terremotos, de hecho tenemos un mes dedicado a este fenómeno, Octubre, mes de los temblores y de hecho una de nuestras tradiciones más antiguas y populares, la procesión del Señor de los Milagros, también lo está, se supone que fue un antiguo temblor lo que reveló la naturaleza sobrenatural de este muro santo.
El día de hoy Lima vivió, otra vez, después de mucho tiempo, un movimiento telúrico de magnitud. Hasta el día de hoy esta característica tan limeña no había entrado en mi historia personal, de hecho hasta el momento sólo había vivido pequeños temblores, movimientos ridículos comparados al que se vivió el día de hoy.
Fue una sensación confusa, se supone que uno debe estar tranquilo, por su propio bien y el de los demás, sin embargo es muy difícil estarlo en esta situación. Ante la tierra vibrar no queda otra que temblar más. El piso ondulaba y te cuerpo se hacía gelatina. El cielo se iluminaba con los rayos, se iba el fluido eléctrico en los pabellones y a uno se le apagan las luces de los nervios. Los animales corrían despavoridos y nadie sabía hacia dónde ir. La remecida duró casi un minuto, según fuentes oficiales, dicen que fue terremoto por el grado en la escala Richter, hubo alerta de tsunami, las comunicaciones estaban cortadas y yo pensaba en mi pobre perrita sola en mi casa y con lo nerviosa que es. Me encontré con un señor que buscaba a la suya que se le había escapado casi a 5 cuadras atrás y que la buscaba a través de los anónimos que se cruzaron por su camino.
Una vez que la tierra paró la gente intentaba llamar o comunicarse con sus seres queridos, se juntaban a contarse lo ocurrido, encendían la radio para enterarse de las noticias. Todos pensaban en lo que había pasado hace minutos, yo pensaba en lo que pasó hace casi 33 años.
El último terremoto de gran intensidad que se registró en Lima ocurrió en 1974, el 3 de Octubre de ese año, como queriendo confirmar el dato de sentido común, la tierra vibró en las calles de esta ciudad, antes que fuera mi ciudad. Yo nací el primero de noviembre de ese mismo año y lo que pensaba minutos después del sismo de hoy, mientras los demás llamaban o se conectaban a internet -el único servicio que no colapsó- es qué habrá hecho mi madre cargándome en su panza ese tres de octubre casi un mes antes de mi nacimiento en medio de los escombros y la desesperación que seguro reinó en su barrio de Abajo el Puente.

8 de agosto de 2007

Cocina para dummies

Hoy tenía hambre y no se cocinar, gran dilema. Eran las diez de la noche, la panadería cierra temprano y ni que decir de los restaurantes, ni uno abierto a esa hora, ni siquiera los de pollo a la brasa, además pollo todos los días no es la voz, como no es la voz recurrir a lo que recurrí. Ayer fue sopita ramen para el alma fría. Con el puto frío que hacía la sopa se deslizó por la garganta y cayó en el estómago como la sopita de cabello de ángel de la vieja. Obvio, nunca es lo mismo, la sopa ramen es un paliativo momentáneo, pero no puedes estar todos los días con la misma dieta por más clima gélido que haga. Así no juega Perú. Entonces hoy estaba descartada la sopa. El yogur con corn flakes tampoco era la voz. El yogur está más frío que el clima. El estómago y el alma piden algo caliente y no hay nada a tres cuadras a la redonda. Ni siquiera el sanguchón tóxico de la Tía Veneno. Para esto ya había salido de mi cueva en busca de la presa caliente, caminaba y me encontraba con la luz apagada de la tía. Maldición, es martes y a la tía se le ocurre que ese día es su día libre. Veo la avenida, hay pocos carros a esa hora, ya no pasan ni combis y la neblina bloquea la visibilidad, pero ahí, al fondo, una luz en la calle, tenía que ser un carrito sanguchero, no había otra. Con la imagen de un pan con pollo en mis manos caminé esas cuadras, entre gente con cara de cansancio y otros con cara de no me mires broder. Por fin llegué. Era otra tía, pero ésta sería tía política porque nunca la había visto por estos lares. Le encontré con una clienta que le pidió alitas broster pa llevar, mientras cantaba una balada para secretarias románticas que escuchaba en sus audífonos, ajena al frío y a la humedad. La verdad vi las papitas fritas y me provocó. La palabra broster me remitió inmediatamente a las tardes domingueras con Kentucky, con barril en la mesa y cada quien cogiendo su presa con la mano. Uffffff. Lo pedí pa llevar también.
La tía ya tenía las papas listas, las acababa de sacar de la sartén donde seguía hirviendo el aceite color gasolina. El pollo lo tenía en un balde, no como los de Kentucky sino en su versión chicha. Nada de eso importó, ya para ese momento pensaba con el estómago. Cruce la avenida, atravesé el parque, abrí mi puerta, subí las escaleras, otra puerta, era el último obstáculo. Me senté, abrí la bolsa de plástico. Y ahí pude ver la triste realidad de la independencia, el amargo sabor que deja ser un soltero que no sabe cocinar. En el plato de plástico se exhibía lo peor de la comida de medianoche, la decadencia del fast food de tres lucas. Un trozo de pollo medio amarillo barnizado en aceite de avión flotando en un cúmulo de papas sobresaturadas de grasa, y encima ese combo maquillado con todas las cremas. Lo vi y me dio pena. Pero que hacía pues, el críter pedía su ración de alimento, y con el críter que tenemos en el estómago no se juega. Caballero nomás, a la guerra. Empecé por la papas, las alucinaba menos tóxicas. Mentira. Seguí con el pollo, que ya lo veía tóxico, pero era radioactivo. Perdí la batalla y quedó herido el combatiente a los diez minutos de iniciado el match. No me recuperé, no pudieron las tacitas de manzanilla ni anís contra la sartén de aceite y el balde de grasa.
Estoy herido, perdí la batalla, pero la comida da revanchas. Lo he decido, voy a cocinar. Voy a comprar ese manual de guerra que es Cocina para Dummies para dejar de ser un dummie que a las diez de la noche sale al frío de la avenida a intoxicarse del veneno de las tías medianocheras con su carretilla de fritangas al paso.

7 de agosto de 2007

La vida a finales de los veinte


Ahora te recuerdo: salías de la universidad, con cartón nuevo, dispuesto a vivir el mundo, con tus primeros trabajos, la independencia ganada y las ganas intactas. En ese entonces te cagabas de risa de todo, el mundo era ancho y ameno y la fiesta interminable. Una vez en tu piso hicieron fiesta solo para tener excusa de estrenar ropa, los más frívolos, los más felices, despreocupados de todo, chupábamos chela porque queríamos, le entrábamos al vino porque era in y al vodka para variar, llamábamos a las 8 o 9 y la gente aparecía nomás, no había planes, se inventaban en el momento, todo era al momento, la vida era una colección de momentos. Y si no era en tu piso, a bailar fuera, empezabas a vivir de noche, conociste que la semana acababa miércoles, que es posible seguir trabajando viernes sin dormir y que era más divertido aún, que queda mucha vida para dormir, que despierto es cuando todo sucede. Experimentabas tus primeras idas a bares y discos donde va toda la gente, la misma gente que iba inundando tu msn, la misma de todos los jueves y viernes y sábados y tooooodos los fines de semana en la playa. Y las semanas pasaban, conocías a más gente, más amigos de amigos que se hacían tus amigos, más amigas, organizabas almuerzos, cenas y previos en tu piso. Tú depa ahora, la nueva casa. Toda pasaba rápido, no pensabas, te involucrabas con una, dos, muchas personas, se quedaban a dormir, a almorzar, cenar, hacer previos y era cague de risa, veaín tv en la tele nueva o una pela de alquiler, daba lo mismo, nunca acababan de ver y de nuevo la rueda vuelta a girar. Todo giraba a tu alrededor. La casa era el centro de gravitación social, alrededor los amigos, amigas, personas, chelas, vinos, artefactos, girando cual satélites del placer mundano abiertos a tus sentidos. Conociste el dinero plástico: visa, mastercard, las querías todas, todas en la billetera, cada vez más gorda, más greedy. Los trabajos mejoraban, el pago también, por lo tanto tu capacidad de consumo aumentaba, más ropa, más trago, más fast food, más artefactos, el dvd, el equipo estéreo, el home theater, la laptop y todas las maravillas tecno de moda. Los amigos también andaban en las mismas, en sus trabajos, con sus relaciones, se emparejaban y desemparejaban con facilidad y todo con música de The Smiths, el soundtrack de finales de los veinte, sonando en volumen veinte en el equipo del carro, el primer carro, el que más vas a querer, el que compraste con el dinero ahorrado de tus trabajos, el que te acompañó por primera vez de viaje a las playas del norte con los amigos, el que se malogró yendo al cine con la que era tu chica, la chica con la que ibas a la playa, la que se quedaba en tu cuarto, la que venía con su mochila los fines de semana y que se estacionó un tiempo en la cochera de tu vida, mientras cocinaban pastas y hacían canchita para ver pelas, esas que te gustaban entonces, las películas europeas o de ciertos directores, que comentabas con aire de nuevo conocedor en la materia en los primeros restaurantes gourmet a los que entrabas con tu chica y donde pedías sin saber qué pedías y de dónde salías sin rumbo, caminando por las calles de Barranco o Miraflores, claro si es que no sonaba el celular y la noche recomenzaba al ritmo de los amigos y sus parejas, bailando hasta el amanecer y yéndose cada uno a sus depas en la noche gris de Lima, la Lima que devorábamos cada sábado como animales hambrientos y hermosos que éramos en aquella época simple de la vida. Ahora me pregunto: y si todo era tan simple, cuándo se complicó todo, cuándo apareció el estrés, las obligaciones, el trabajo para ayer, cuando se acabó la fiesta y empezó la resaca.



(Continuará en "La vida a comienzo de los treinta" de próxima aparición)

22 de julio de 2007

De la selva sus Macondos

No es casualidad que esté releyendo Cien Años de Soledad por cuarta vez, ésta echando un ojo al estilo, tratando de descubrir cómo hizo ese embaucador llamado Gabo para hacerme creer a mi y a muchos en ese mundo desbordado lleno de personajes desquiciados y empresas delirantes. Leo la historia, miro a mi alrededor y veo las similitudes entre el mundo de la sabana colombiana y el mundo que se abre a una hora diez minutos en avión desde Lima, en medio de la selva alta del Cusco, en la provincia de La Convención, distrito de Echarate.

Es la quinta vez que vengo por estos lares abandonados por el Estado y sus autoridades y siempre me sorprendo del paisaje prehistórico que se alza imponente alrededor de minúsculos pueblos, construcciones humanas siempre frágiles ante la presencia verde por doquier. Del paisaje, un elemento que destaca es el sistema nervioso que compone la red de ríos, riachuelos y quebradas que cruzan el verde, bañando todos sus rincones, dejando playas y orillas llenas de gigantescas rocas descubiertas. Razón tenía Gabo al describir en las primeras páginas de su libro, describiendo al Macondo de sus primeros días como atravesado por un río de aguas diáfanas con rocas que parecían huevos prehistóricos. Así son. Uno mira esas rocas y tiene la impresión que en cualquier momento saltaran los personajes de Jurasik Park. Que algún hijo de terodáctilo o tiranosaurio nacerá de la roca como por arte de magia chamán y zas, te dará el zarpazo de la mala hora, y quedarás regado en medio del río, expuesto a los bichos y alimañas, en perfecto estado de descomposición ecológica. Exagero claro. Pero así es el primer paralelismo entre la obra que leo y la realidad que transito estos días.

Me encuentro trabajando en estos lares. Mi trabajo implica visitar comunidades nativas y asentamientos de colonos en las inmediaciones del más grande proyecto de hidrocarburos del país, Camisea. La primera vez que tuve que venir me impresionó observar desde el aire esa herida a lo largo de la selva que constituía la línea por donde pasaba el tubo que transporta el gas desde la selva hasta nuestras casas en la comodidad de Lima. Hoy me tocó palpar la herida, caminar por la selva y pensar cómo habrán hecho los ingenieros para abrirse camino por estas cumbres boscosas, cuánto esfuerzo humano habrá sido necesario. Andaba en esas cavilaciones cuando a lo lejos diviso una construcción, me fui acercando y mis compañeros del proyecto me explican que es una estación de bombeo, una de las más importantes. Cuando llego compruebo que es una maravilla de la ingeniería y el esfuerzo humano, en medio de la nada, en la purita selva, ahí, un complejo lleno de válvulas y motores y a los costados obreros y capataces trabajando en la montaña, en el afán de construir una especie de Macchu Picchu parte dos. Inmediatamente se me vino a la mente las empresas delirantes de los Buendía, el camino que quiso abrir el fundador a fuerza de brazo y machete para llegar hacia los inventos de la humanidad, la ruta naviera que improvisó el bisnieto en un río con piedras prehistóricas tratando de hacer llegar barcos al pueblo, por ejemplo. Las empresas delirantes están ahí, en la realidad y en la ficción que imita a la realidad.

En el libro se narra las diferentes edades del pueblo a lo largo de los cien años de soledad de la familia Buendía. El pueblo pasa a ser de una aldea de chozas de cañabrava a un pueblo con calles pavimentadas, comercios de todo tipo y comunicado con su país. En el lugar donde estoy puedo ver todas las épocas de Macondo en un mismo tiempo, a la vez, conviviendo a kilómetros de distancia el pueblo de techos de palma con el pueblo con mercado estilo platillo volador. Los primeros son comunidades muy tradicionales, poco conectadas con el tren de la modernidad, cuyos pobladores hablan una lengua que imagino parecida a la que hablaban los indios sirvientes en la casa de los Buendía. Y a tres horas por carretera o quince minutos en helicóptero está el centro poblado, haciendo esfuerzos por engancharse al tren de la modernidad, donde las casas de material noble ahora son mayoría, con servicios públicos como luz y agua potable, no teléfono pero sí Internet en cabinas públicas. Es un pueblo de una sola calle principal donde pasa todo, donde están todos los comercios, los restaurantes, los hostales, alojamientos y la policía. Así me imagino al Macondo de los últimos tiempos, antes que llegara el ciclón de la soledad y arrasara con todo el pueblo y la estirpe de los Buendía.
Sobre el pueblo no puedo hablar mucho, no conozco a muchas personas como para poder hacer un paralelismo con los personajes de la novela donde los hombres viven en un estado de cordura desquiciada y las mujeres soportando las vicisitudes de la vida y de sus hombres. Lo que sé es que los hombres y mujeres de esta parte del Perú aparentemente andan cuerdos, aunque la presencia del clásico loco inofensivo de plaza me haga dudar de la cordura de sus paisanos y me haga pensar en mis paralelismos con la obra de Gabo porque en ésta los personajes andaban medio locos pero no había un loco de remate que paseara por Macondo semidesnudo, hablando, discutiendo y riendo consigo mismo, como lo hace el que veo todas las tardes en la plaza de Kiteni.

19 de junio de 2007

El enemigo en la espalda

Soy Billy The Kid, ladrón de bancos
Y como voy herido por la espalda,
Sé dónde voy

Soy un hombre herido por la espalda.
Y voy hacía tu cercano corazón.
Delta down, delta down.
What´s that flower you have on?
Luis Hernández
Son las 4:20 de la mañana de un invierno feroz, que cala hasta los huesos y traspasa la colcha de plumas y la frazada gruesa, y ahí estoy yo, luchando contra mi propio cuerpo que se resiste a descansar a pesar del sueño. No hay opción a esa hora, es cuestión de encontrar la mejor posición posible, no la más cómoda, sino aquella que te permita llegar a las 7:00 con unas horas más de sueño. El enemigo que ataca a esas horas no es externo, está ahí, a una cuarta del cuello, en el medio de la puta espalda que antes servía de apoyo al sueño, y ahora se ha convertido en cómplice de la vigilia forzada.

Antes me encantaba la posición fetal, no encontraba mejor forma de empezar el sueño que enrollarme, apoyar una mano debajo de la cabeza y emprender el viaje nocturno, siempre de un tirón, de largo, hasta la luz del día. Ahora intento esa posición y presiento el viaje interrumpido a mitad de la noche. La columna ya no se alinea, algo falla y se hace notar. Se que esa no es la posición y vuelvo al boca arriba, sin almohada para que la columna no se doble más de lo que debe estar. Igual la noche se interrumpe. Entre sueños invento posiciones nuevas del descanso, algunas inverosímiles. Inútilmente vuelvo a la posición fetal, pero esta vez más enrolladito, nada, no funka. Intento el boca abajo, sin almohada también, se alivia un poco la espalda pero se resiente la cabeza que no encuentra ubicación. Finalmente, derrotado, la más absurda, arrodillado, la espalda doblada y la cabeza apoyada, y así logro un poco de paz para ese dolor cobarde que ataca por la retaguardia. No sé cuál será la próxima posición, lo único que sé es que el enemigo me obligará a inventarla. Me imagino durmiendo sentado, expulsado de la cama y recluido en el sillón de la sala.

Un día fui al doctor a tratar de combatir al enemigo y pensaron lo peor. Había un rostro maligno es esa mancha que aparecía en la radiografía, un rostro como de cangrejo intuyo. Me hicieron pruebas, análisis, preguntas, y no atinaron a saber. El cangrejo huyó caminando hacia atrás. Quizá él no es el enemigo o quizá sólo se ha agazapado para emprender el ataque final que ahora me expulse del sillón a dios sabe dónde. O quién sabe, quizá mi alma tuvo la gracia de aparecerse a través de los rayos x, como dijo alguien, pero sólo una vez, para locura de enfermeras y doctores.

Un día leí que Luis Hernández, el poeta, sufría alucinantes dolores de espalda que calmaba con sedantes en dosis industriales. Leí también que un día su mujer, o su frazadita como él la llamaba, lo curó de nada. No tenía nada. El dolor nacía sin causas físicas conocidas por la ciencia. El dolor era otro. Quién sabe si necesito una frazada igual? Un día intenté calmar el mío con un simple panadol. No funcionó, como tampoco funcionó el Sosegón de Luis. Claro que mi dosis, a comparación de la suya, no era industrial sino artesanal, improvisada, una gota en el mar de química que se inyectaba a diario el poeta. Sin embargo, a diferencia de los químicos, la física del dolor nos hermana. Intuyo las noches de Luis y me solidarizo con su humanidad, hasta puedo decir que entiendo mejor sus palabras. Yo también amanezco algunos días herido por la espalda y por eso sé dónde voy, a buscar una frazadita para el abrigo en este invierno crudo.

12 de junio de 2007

La primera en irse

Para qué sirve el Messenger o el hi5? Ahí están los más de 100 contactos, los ves conectados, cambiar sus fotos y sus nicks, en suma, sabes que existen, que están y para eso sirve el programita, para saber qué es de la vida de la gente que apenas ves. Pero qué pasa cuando sabes que un contacto nunca más se va a conectar. Y no porque te bloqueó, dilema menor. Sino porque ya es ida.
Hace un poco más de dos años me enfrente a esa situación. Fue la primera vez que sabía que uno de mis contactos ya no existía, que ya no estaba, que se había ido por la puerta falsa, siguiendo la luz roja de escape de la película de su vida. Ahí está su correo abandonado, empolvándose en algún disco duro perdido de alguna computadora insensible a la ausencia.
Nunca ponía su foto en el display, así que no se guarda su imagen en la fría pantalla. Solo ponía su nombre y a veces apellido. Nunca un mensaje, algo a través de lo cual saber qué pensaba, qué sentía, porqué. Sus señales eran más sutiles, se expresaba con sus ojos, con su palabra o con su cuerpo.
Una vez la vi ida antes que se fuera. Esa vez fueron sus ojos. Estaban a un millón de años luz de casa. Otra vez fue su palabra que no decía nada, sólo que algo andaba mal. Y siempre era su cuerpo el que sufría cuando trataba de calmar la tormenta entre sus sienes.
Su historia pasada era tema para el chisme pasado de moda, para la comidilla sin importancia de fábulas que nadie había nunca verificado y que seguro llegaban distorsionadas o amplificadas en el parlante del morbo. Yo viví su historia presente, era la que me importaba.
Creo haber sido de los últimos en chambear con ella. Nos entregó un poco de su alegría exterior. Siempre queriendo ir más allá, pedía lo más difícil, lo que la confrontara con una realidad dura y distante que quería conocer y vivir. Algo buscaba en esas aventuras, alguna verdad perdida que no encontraba, y no encontró. Buscaba en esas otras realidades algo que no encontraba en la suya. Por eso estudió lo que estudió, lástima que no fue psicología o psicoanálisis.
Hasta hace poco no la borraba de mis contactos, un día, hace poco, lo hice, ya no está en mis contactos, ya no la contacto así. Ahora la recuerdo con la amabilidad con que siempre me trató, con sus saludos táctiles y amistosos, y esas ganas de vivir que emanaba de su vida, pero que no fueron suficientes para su muerte.

19 de mayo de 2007

La primera vez

Cuando pensé este post lo último que se me ocurrió fue escribir sobre el primer beso o sobre la primera vez. No. No seamos huachafos y seamos sinceros. El primer beso es uno que se da o se recibe de manera torpe, y que se puede decir de la primera vez, dos novatos casi cero kilómetros en esto de manejar por carretera de noche.
Hay otras primeras veces que sin ser tan marketeadas como estas primeras, de verdad dejan una huella que dan ganas de decir: me gustaría vivirlas otra vez como si fuera la primera vez. No significa que se hayan hecho por primera vez y ya no se pueda volver a hacer, al contrario se pueden volver a hacer una y otra vez, pero ninguna como la original y primera. Aquí algunos ejemplo que a mí me marcaron:

Escuchar el Dark Side of the Moon
El otro día vi en la tele un especial acerca de cómo se hizo este disco de Pink Floyd, ahí David Gilmour mencionaba que él nunca había tenido la oportunidad de escuchar este álbum por primera vez y que le hubiera gustado vivir esa experiencia. En realidad entendí al tipo. Recuerdo esa primera vez como un viaje sónico. Fue en el depa de un amigo de la Resi San Felipe donde estábamos tres patas reunidos. Ya estábamos en la universidad y ellos ya tenían escuchando Pink Floyd desde el cole. Yo no, llegué a ese departamento sólo con el The Wall en mi bagaje musical.
El ambiente además se prestaba: conversa de patas, chelas, un poco de hierba. No me acuerdo que estábamos escuchando antes. La cuestión es que salió el tema de este disco fundamental. Nunca has escuchado ese disco, me dijeron. No te pases!!! Y zas, pusieron el primer track Speak to me-Breathe, siguió la pastrula On the Run, así todo ese discazo, pasando por la que considero la mejor canción no sólo de ese disco, sino del grupo Us and Then. Cuando llegó a Brain Damage y finalmente Eclipse mi forma de entender la música había cambiado.
Desde ahí he seguido al grupo, tengo casi todos sus discos, por supuesto los más importantes en original, incluyendo la edición remasterizada del Dark Side. He escuchado con diligencia lo demás y me gusta mucho. He seguido a Gilmour y Waters como solistas y mostro también. Pude ir al mejor concierto dado en Lima, el de Waters y confirmó que mi gusto está en lo correcto.
En ese concierto escuché todito el Dark Side en vivo, vi el prisma de luz bañando a la gente con su arco iris de láseres, vi el virtuosismo de Waters y compañía, escuché Us and Then y en general fue una noche de hechicería en todo el sentido de la palabra.
Pero después de todo nada como esa primera vez a ritmo de psicodelia y ambiente de humo dulce.

Enfrentarme a una computadora
Fue a mediados de los ochenta cuando Plaza San Miguel moría lentamente de inanición de consumidores, cuando la Universitaria no llegaba a La Marina y los muchachos para llegar al centro comercial atravesábamos la huaca. A pesar que muchas tiendas cerraban, a nosotros nos gustaba ir porque existía un almacen llamado Sears que resistía la muerte a punta de pequeñas ventas.
Ahí fue que llegaron esos primeros aparatos que se llamaban computadoras y que en los catálogos prometían arreglarnos las vidas. Para esto yo tenía algunas revistas donde se veían juegos, llenos de aventuras y entretenimiento. Fue esa la primera motivación para pararme frente a una Sinclair ZX Spectrum de 48k. Con ese nombre era como si se llamara Goliat El Maldito y yo hubiese sido un minúsculo David analfabeto en su nuevo lenguaje de comandos e instrucciones.
En una mezcla de no saber qué hacer y ante la publicidad engañosa que decía que esas máquinas tenían todas las respuestas, la ingenuidad me ganó. Me acerque a la pantalla, ahí me esperaba un cursor parpadeante, como observando a este incompetente que quería extraer alguna respuesta de su memoria. Vi las teclas y no atine a otra cosa que escribir una pregunta para examen de down: quién descubrió América?. Así como lo ven, igualito lo puse.
Lo único que obtuve de respuesta fue un desconcertante: syntax error. No sabía que significaba, y ahí seguía el cursor esperando, puedo decir que noté en su parpadeo una tímida sonrisa burlona. Fugué de vuelta por la huaca, decepcionado, no de que no pudiera responderme, sino de saber que era yo quien no sabía extraerles una respuesta.
A los días volví al centro comercial, ya no tenía pensado volver a desafiarla, pasé a su lado y vi a un chibolo con su uniforme escolar escribiendo en la computadora y ni un mensaje de error. El chibolo no era nada del otro mundo, un escolar más, ni lentes tenía. Pero me di cuenta que no era uno mas cuando apretó el mismo Enter que yo días atrás y ante sus ojos apareció un jueguito, simple pero juego al fin. Vi un puntito rebotando en una línea y desapareciendo cubos arriba. Oh Maravilla, oh genio de la era informática, me di media vuelta, cruce la huaca y decidí no saber nada de computadoras por mucho tiempo.
De ahí pasaron años hasta que me enfrenté a otra computadora, ya en otro contexto, ya sabía de lo que eran capaces y estaba aprendiendo a usarlas. Ahora recuerdo esa primera vez con nostalgia de una ingenuidad perdida.

Ir a votar en las elecciones
Me acuerdo que la primera vez se trataba de las elecciones presidenciales de Fujimori contra Peréz de Cuellar, el actual presidente contra el anterior Secretario General de las Naciones Unidas.
Claro, en ese tiempo no sabía mucho de política. No sabía más que el chinito tenía harta popularidad y que era seguro que se la lleve, y que su contrincante tenía buena imagen pero proyectaba ancianidad, lentitud y aristocracia.
En fin eso no nos preocupaba, sólo sabíamos que ir a votar era un chongo pues toda la generación de nuestro barrio y barrios vecinos se juntaba en el mismo local y era ocasión propicia de ver a patas que hacía tiempo no veías, a chicas que antes te gustaban y enterarte los últimos chismes de quién se fue del país o quién salió embarazada, los destinos más recurrentes en esa época.
Nos juntamos un grupazo de cómo quince forajidos y nos fuimos en patota a IPAE (hasta ahora voto ahí). Como prometía, ahí nos encontramos con toooodo el mundo. Amigos, amigas, ex con licencia, sin licencia, choqueyfugas, con placa, sin placa. Todo el zoológico reunido. Hablamos, comimos algo, hicimos todo menos votar. A golpe de cierre de hora de votación entramos a la carrera, no sabíamos nuestra aula, ni por quién marcar. Acordamos marcar pichulitas en las cédulas. El chongo y el reencuentro de camaradas ameritaban esta decisión. Luego de poner mi respectiva pichulita, manchar mi dedo y pegar mi sticker en mi electoral (no cambiaba a DNI aun) salimos a comprar un trago, ir al parque y conversar de cualquier huevada menos de las elecciones.

Hay muchas otras que se me escapan. Pienso por ejemplo en la primera vez que visité el Cusco, aún cuando fue en un cojudísimo viaje de promo. Pienso en la primera vez que viaje fuera del país, tantas horas de mar montado en ese pájaro de acero para llegar literalmente a otro mundo, el primer mundo. Pienso en la primera vez que actúe con ese grupo entrañable llamado Caseta Azul en una obra que se llamó Sueño de una Noche de Verano. Pienso en la primera vez que vi alguna película, como despedida de soltero (colaboración de RChY), me cague de risa toda la película, soñaba con una despedida igual, y cuando apareció el burro, aseguré que era la mejor comedia que jamás había visto. Pienso en cuando jugué la ouija por primera vez y la sensación de piel de gallina, signo de un miedo profundo en todo el grupo que nos reunimos al ver a ese puntero moverse solo y responder preguntas imposibles.
En fin, tantas cosas, espero nomás que no se acaben en algún momento estas sensaciones, no llegar a un momento en que no haya algo nuevo que vivir. Y si ese momento llega, no lo dudes broder, comienzo a hacer mi lista, preparo con todo estas segundas veces y seguro escribiré un post que se llamaría La segunda vez.

26 de abril de 2007

Yo fui un player

Existen tres clases de personas, las que nunca han jugado un videojuego, las que se quedaron en el Super Nintendo y los que llegaron a los videojuegos de ahora, tipo Play Station 3, X-Box o al Nintendo Wii.
Estas diferencias son principalmente generacionales. Yo me quedé en el segundo grupo. Fui de la generación que se sorprendió con las primeras consolas, esos niños que fantaseaban en navidad con un Atari 2600, y que se quedaban alucinados haciéndose la idea que esos cuadrados gruesos en la pantalla eran tanques en el juego del mismo nombre (en inglés claro) o que se divertían con una línea donde rebotaba otro punto y desaparecían bloques en ese juego adictivo llamado Javanoid. Los padres no entendían como el televisor podía transformarse en ese aparato interactivo y como sus hijos podían quedarse horas atrapados frente a estos aparatos. Definitivamente pertenecían a otra generación, los que sólo usaban el televisor para ver noticias, sin interactividad, meros receptores. Pues ahora sus hijos se habían convertido en players de videojuegos, y viciosos además. Tuvieron que sacarlos a rastras a hacer las tareas e incluso tuvieron que decirles que salieran a la calle a jugar y que no se pasaran todo el día frente a esa máquina del mal.
Todo empezó con una consola que no tuvo tanto éxito: el Coleco pero el verdadero furor se dio con el Atari. Esta consola venía con un mando que era una palanca para direccionar lo que fuéramos en la pantalla: tanques, paletas de ping pong, naves; y con un botón rojo para disparar[1]. Juegos clásicos fueron Tank, Space Invaders y bueno Pac Man.

El siguiente paso fue la revolución de los botones de los mandos. Y ahí la clave fue el Super Nintendo con su mando con un aspa para las direccionales y sus 4 botones (A, B, X, Y) para jugar. Ahí las destrezas tuvieron que multiplicarse. Yo no consistía simplemente en disparar, sino que ahora podías hacerlo de muchas maneras. Todas las que permitieran las combinaciones de esos botones. Creo que las habilidades de mi generación llegaron hasta el límite con ese número de botones. Tuvo sus juegos clásicos, como Top Gear, Mortal Kombat, Street Fighter y el inefable Mario Bros.


La siguiente generación pedía más y más. El siguiente paso, vedado para mi generación, fue el Play Station, que le agregó dos botones mas al mando y con la gran novedad fue que ahora los juegos ya no venían en cartuchos sino en discos compactos. Exacto, mi generación sólo llegó a los discos compactos para música, ésta ahora los usaba para jugar videojuegos. Demonios. Con su sucesor el Play Station 2 se agregaron dos botones mas y ahí si perdimos el tren definitivamente.


Lo demás es historia de la que no somos parte. Vinieron los juegos en red. Vinieron los juegos con alta definición de video y sonido. Vino el Nintendo Wii que se supone capta el movimiento del player. En fin. Demasiada coordinación psicomotriz para mi generación, demasiada interactividad y posibilidades para las responsabilidades de una generación que ya comenzó a estudiar y trabajar.





[1] También había otro mando tipo pad, con una especie de sintonizador para los movimientos y con el botón de disparo al costado.

22 de abril de 2007

Día de la Tierra (un intento de escribir a lo Fernandez)

Me llama mi hermana en la mañana
Hay un sol astronómico en el cielo de su pueblo (un pueblo más allá del mar, de los mares).
Miro a través de mi ventana, el mismo sol que la alumbra
Atraviesa mi ventana, aunque pálido, exhausto,
Y dicta que aquí no termina de irse el verano
Y que allá no se define el fin del otoño .

Leo en los diarios: la peor sequía en 20 años,
La mayor inundación en el país,
Y se deshielan los nevados, antes incólumes.
Voy al baño, corre el agua, jalo la cadena,
Ni siento nada, no pienso en las sequías,
Ni en las inundaciones o en los nevados.
No pienso en mi ínfima contribución al mar, a los mares.

Cuando era niño en el parque de la vuelta de mi casa
Podía encontrar moras y granadas,
También comía un durazno todas las noches, antes de dormir.
Ahora leo en el yogur industrial:
Calcio, fósforo; y en la sopa instantánea:
Grasa transgénica 3.5g 18%
Emulsificante 770mg 32%
Soborizante 1g 4%
No entiendo de química,
No se de medicina, si da cáncer o no (se han dado cuenta que últimamente todo da cáncer)
Lo único que sé es que sabe bien, y no mancha la ropa.

3 de abril de 2007

Televidente en serie

Había escuchado comentar a un vendedor de DVD a otro: “hermano, el negocio ya no son las películas, ahora son las series”. Yo tenía en la mano tres películas de estreno y no le creí. Sin embargo el comentario quedó rondando mi cabeza. Un día quise probar si era cierto, claro, además había escuchado a gente hablar de series, pero pensé que todo el asunto consistía en ver Sony, Fox, Warner o AXN. Nada más falso. Sabía que en Polvos Azules vendían las dichosas series y se me ocurrió comprar la primera temporada de Lost por propia iniciativa y porque había visto un capítulo perdido que me interesó. Por recomendación de un pata también incluí la primera temporada de Roma.
Ahora entiendo el comentario del vendedor. Aquella vez salí con 3 discos de películas. Cuando fui por las series, salí con 14 discos en mis manos, porque es así, venden la temporada completa, además que no se trata de dejar a medias y otra vez darse el trote.
Ahora estoy concentrado en la segunda temporada de Lost y aun en la primera de Roma. Ahora estoy tentado de pedirle a mi pata el chato las tres primeras temporadas de 24 pero me dicen que es super adictiva, así que todavía la estoy pensando. Aún no he caído como otros en las amanecidas. La dosis justa es un capítulo por día, mientras uno almuerza o descansa en la noche, 42 minutos que dura cada capítulo no son mucho. Pero la vaina es que estas series están hechas para que acabe el capítulo justo en lo más interesante, y si cedes a la tentación de querer saber qué es lo que sigue ahí nomás, entonces puedes estar camino a la adicción.
Antes, cuando fui presa de los Expedientes X, no había la facilidad de comprar las temporadas en DVD, así que tenían que resignarte al misio capítulo semanal. Y eso, si te lo perdías, piña, a tratar de llegar a la repetición de medianoche o del otro día. Sino a tratar de entender qué es lo que había pasado.
Ahora la cuestión es que por 17 lucas tienes los 7 discos, con aproximadamente 3 o 4 capítulos por disco, totalizando casi 30 capítulos en toda la temporada. Y están ahí, al alcance de un clic. Los puedes dosificar: por ejemplo en verano me vi toda la primera temporada de Lost en una semana, lo que equivale a 3 o 4 capítulos por día, too much. Uno en la mañana antes de salir, claro que implicaba despertarse un toque más temprano. Otro a la hora de almuerzo, ese sin culpas. Un tercero después de las noticias. Ahí un toque a revisar correos y ver pendientes y uno final antes de dormir. Para esto, este último acababa a eso de las 2 de la madrugada, y de ahí vuelta a despertarse a las 8 am para la primera dosis respectiva.Ahora he tratado de reducir el vicio a uno diario, y eso si no hay chamba. La semana pasada, con harta chamba, he estado limpio una semana. Nada de series. El vicio no me atrapó tanto, no me controla. Ya imagino a esos espectadores boleteándose capítulo tras capítulo un día y al siguiente, y después del NO MAS, yendo a terapias en “Adictos a las series anonimos” o internándose en el Centro Victoria para Serieadictos.

2 de abril de 2007

Perra

Llegó un día, chiquita, tímida, inspeccionando, oliendo, meando. Llegó mientras otras personas se iban de mi vida. En esa época era una perrita.
Se salvó por un día, nos demorábamos 24 horas más y hubiera pasado su vida entre otros perros, en un criadero. Quién sabe si hubiera estado más contenta, moviendo la cola entre otros como ella, más grandes o más chicos pero de su mismo mundo. Yo la verdad no creo, creo que “criadero” es un eufemismo para ocultar una vida de perros.
Se supone que ya tenía un nombre: Tuercas le decían, la verdad a mi hermana y a mí ese nombre no sonaba a nada. Su aspecto no era de Tuercas. Cuando llegó teníamos pendiente el asunto del nombre, nos gustaba algo medio cortazariano, tipo Maga. Pero sonaba a diminutivo de Magali y nada que ver pes. Así que cambiamos una letra y quedó en Maya. Así le pusimos y así se llama hasta ahora, claro con sus cariñitivos: Mayi, Mayita, Mayonesa, y todo lo que empezara con esas letras.
Ella ha sobrevivido a muchos cambios en mi casa. De vivir con mi familia, a vivir solo, de ahí a vivir con roomates, con una chica y ahora con mi sobrina. Creo que en mayor o menor medida se ha llevado bien con todos. Cuando llegaba gente no solía ser muy sociable, ahora ya es menos tímida, ya no le importa que haya gente hablando, igual se sienta en algún lado a retozar. Claro, mientras no sean niños critters que creen que es un juguete, ahí si que zafa más rápido, ya los conoce, los chequea y fuga a la carrera debajo de alguna cama.
Ahora es toda una perra. Ha crecido, engordó un tiempo, estuvo a dieta y ya esta en forma. Sin embargo ya tiene siete años y se está haciendo viejita. Los cálculos estiman que cada año perruno son como siete humanos, así que sumando serían como cincuenta años.
Antes todos los días era movida de cola cada vez que regresaba a casa, así hubiera salido a comprar el pan. Ahora sólo hay movida cuando llego y ella está sola. Antes la llamaba a silbidos y corría y de un salto ya estaba encima del sillón, ahora ya no sube rápido, es mas, creo que le da calambres. Yo no sube sola. Con razón, antes dormía en “su” sillón, ahora lo hace en la alfombra nomás.
Dicen que los perros son los mejores amigos del hombre. Lamentablemente los hombres no son los mejores amigos de los perros. He visto gente maltratar a sus animales, tirarlos a la calle, encerrarlos en el techo, estresarlos con gritos o patadas, hacerlos pelear por un poco de hombría que ellos no saben ganar de otra manera. Y estos perros ahí están durmiendo en la puerta de la casa, cuidando el techo, moviéndole la cola al tirano de la casa, peleando las luchas que otros pierden.
También he visto perros que no son maltratados pero la pasan mal. Ahí están en medio de la puna corriendo tras el rebaño, en la selva muriéndose de calor con la lengua fuera o al costado de la choza de algún mendigo cuidando sus trapos y harapos.Dicen que los perros son un símbolo de fidelidad yo creo que más son de amistad. Hay gente que trata a sus perros como hijos, yo trato a Maya como amiga. Es mi pata. Ha sido testigo de mis paltas y mis alegrías. Le cuento cosas, a veces también la ignoro. Pero ahí estamos, pa´lante Maya, aguante.


7 de marzo de 2007

Ganas o pierdes

Hay días, semanas o como ahora meses en que no tengo ganas.
No tengo ganas de escribir posts en el blog, no tengo ganas de dejar comments en otros blogs, ni de revisar las noticias en Internet, ni de ver mis mensajes de correo, ni de youtube o hi5. No tengo ganas de chatear, sólo de mirar quién está conectado.
No tengo ganas de chambear, ni tengo ganas de demostrar nada a nadie, nada de trabajo para mañana o para ayer. No tengo ganas de escribir informes, resúmenes, artículos, nada. No tengo ganas de pagar cuentas, ni de hacer compras.
No tengo ganas de comer, nada de pizzas, pollos a la brasa ni hamburguesas, sólo yogur y cereal bar.
No tengo ganas de ir al cine, al teatro o cualquier función de algo.
No tengo ganas de ir al oso o a la vaca o al dragón, ni ningún lugar.
No tengo ganas de tomar chela o vodka o ron o vino, sólo água, 3 litros al dia.
No tengo ganas de ver televisión o de chequear películas piratas o series en Sony, Warner o Fox.
No tengo ganas de leer,
nada de novelas,
ensayos,
poesía, menos artículos de revistas, sin ganas de leer periódicos, El Comercio, Perú 21, La República o EL Bocón, Libero, NADA!
No tengo ganas de caminar, menos de correr, ni de hacer ejercicios. No tengo ganas de viajar, ni de ir en combi, menos de manejar. No tengo ganas de conocer a nadie, ni de hablar con mis amigos, ni de cruzar palabra con mi familia. No tengo ganas de bañarme todos los días, ni de afeitarme cada dos.
En fin, no tengo ganas de caminar, ni de sentarme, hasta mirar me cansa. NO TENGO GANAS PUES.
Lo único que quiero es dormiiiiiiiiiiiiir y dormiiiiiiiiiir.

24 de febrero de 2007

Sábado chico

Es la primera vez que voy a intentar escribir en directo, sin pasar por el Word, sin corregir y sin el copy paste, jalando citas a ver cómo se verían mejor o cómo hilar una historia. Esto más parecería uno de esos experimentos de escritura automática, a ver qué sale.
Es viernes 1:35 de la mañana, bueno en realidad ya es sábado, aunque la gente cuente los días desde que se despierta hasta que se acuesta, entonces, si es así, para mi es viernes aún.
Mi día no fue muy bueno que digamos. Tuve que ir a mi municipalidad a "arreglar las cuentas de la familia" como diría Micheal Corleone en el Padrino 1. Aunque de mafioso no tengo nada, y al verdad que me chupe con esos burócratas. Pero me animaba la idea que en la noche tenía una cita. Eso le ponía adrenalina a la noche que se venía. Una cita siempre es motivo para ponerte nervioso acerca de qué esperar, que posibilidades tienes, si la chica con la que sales psasa algo, o ella sale sólo por pasar el rato con un pata. Esas cartas siempre están ocultas, y este poker es a una mano, doble o nada. Ganas o pierdes. Sales con casi novia o con una nueva amiga.
Yo no sabría que responder ahora que he llegado a mi casa después de la dichosa cita. No sé si he avanzado en lo de casi novia o he retrocedido a ser un pata mas de los que la mensajean.
Todo iba bien mientras tomábamos una limonada frozen, veía que la conversa fluía, que ella reía, cosa muy importante y que muchas veces se hace muy dificil, el arte de hacer reir a alguien, sobre todo a alguien que te importa o te interesa. Me anime aún mas cuando acabada la limonada, y con el local casi cerrando le dije "no te anima hacer algo". Ella(s, creo que se puede generalizar) no dijo sí al toque. No. Primero dijo que tenía sueño, que había que estudiar y levantarse temprano al día siguiente. Yo le pinte el asunto. Unos piscos sours. Ella, no quiero tomar. Yo, al menos me acompañas con algo. Vemos que hay, ella. Vamos.
Pude notar voluntad de seguirla, por eso la insistencia. Estaba contento. Las cosas iban por buen rumbo. Doble a la izquierda, cuadre y bajamos rumbo al Queirolo. Ya estamos cerrando, el mozo. Primer obstáculo. La pintura de la escena incluía el pisco sour del Queirolo. No otro.
La pintura comenzó a borronearse cuando cruzamos para ir a otro bar. El pisco no es igual. Yo igual pedí uno. Ella Daikiri de durazno.
La conversa siguió por caminos previsibles. Cosas de chamba, estudios, joda, amigos, que el mundo es chico, que cuántos años tienes, que quien iba a pensar que íbamos a ser "amigos" dijo ella. Mientras hablaba, pensaba si lo de amigos era algo natural, que se le salió así nomás o era algo pensado, una advertencia que ella estaba ahí no para algo, que no me imaginara cosas, que ella salía sólo como patas y nada mas. Siempre estos pensamientos vienen más cargados, más densos.
No encontraba el camino de llegar al tema, no sé qué tema, pero sabía que en algún momento algo tenía que pasar y la conversación tendría que entrar en ese camino sin retorno de: tienes novio, estás saliendo con alguien, y tu?
No llegó el instante y en algún otro momento, no se porqué, la traté de coger la mano, nada brusco ni forzado, creo yo, ella la guardó entre sus piernas. El amague me descolocó. Hubo uno de esos silencios que nunca se sabe cómo romper. Ella lo hizo, siguió la conversa, se esforzaba por pasar el rato. Lo noté y no tuve otra que seguirle la conversa acerca de cualquier otro tema. El que sea, el que nos saque de este atolladero sin palabras que llenar.
Y ahora estoy escribiendo este post sin saber tampoco porqué. Quizás es solo para llenar la ausencia más de una semana sin haber colocado nada nuevo en esta página. No lo se. O, quizás es para que alguien me explique lo que no se. Cuál es el siguiente paso, uno que no sea un salto al vacío. Uno que me lleve a algún lado, que haga que esas horas, que esa cita, tengan un significado. Se aceptan sugerencias.

12 de febrero de 2007

Ideas para el día de San Valentín, para una fiesta anticupido y para una contrafiesta cupido


ArMaNi dice:
q planes pa ese dia? me imagino q una vuelta por el parque del amor.....jajajajajaja
BeLiiiiTAAA dice:
jaja minimo
ArMaNi dice:
con tu rosita
BeLiiiiTAAA dice:
con la foto sentada al pie d la pareja dl parque dl amor
ArMaNi dice:
con el fondo del sunset y la foto la enmarcas y la pones en tu sala
BeLiiiiTAAA dice:
dudo q se vea algun sunset con toda la gente q estara ahi
ArMaNi dice:
haces tu turno pa la foto pe
BeLiiiiTAAA dice:
facil salgo con otra pareja mas
BeLiiiiTAAA dice:
aajjaja
ArMaNi dice:
y de ai te das tu vuelta por larcomar y ya hiciste tu noche
BeLiiiiTAAA dice:
naaa falta mi combo en el kfc
ArMaNi dice:
noooooooooooo
ArMaNi dice:
tiene q ser con un miguelon
BeLiiiiTAAA dice:
jajjaja
ArMaNi dice:
de calle de las pizzas
BeLiiiiTAAA dice:
pero q me voy caminando hasta la calle d las pizzas
ArMaNi dice:
eso depende del chambelan pe
BeLiiiiTAAA dice:
miguelon no ponde pa san valentin
BeLiiiiTAAA dice:
ajja
ArMaNi dice:
ya ya, tu pizza y tu jarra de sangria
ArMaNi dice:
en la calle de las pizzas
BeLiiiiTAAA dice:
eso si puede ser..
BeLiiiiTAAA dice:
jajaaj y mi respectiva rosita
BeLiiiiTAAA dice:
sino me molesto
ArMaNi dice:
una rosita pa la señorita
BeLiiiiTAAA dice:
ese es el plan A
BeLiiiiTAAA dice:
sino sale plan B
ArMaNi dice:
cual es plan B
BeLiiiiTAAA dice:
puente dlos suspiros
ArMaNi dice:
exacto
ArMaNi dice:
con foto con fondo del mirador
ArMaNi dice:
y de ai su sangria en el pasaje
BeLiiiiTAAA dice:
claroo d ahi me encuentro con los patas en la iglesia
BeLiiiiTAAA dice:
y derechito al boulevard
ArMaNi dice:
a bierhaus
BeLiiiiTAAA dice:
pero antes q me regale un oleo d los q venden x ahi
ArMaNi dice:
un retrato al carboncillo
BeLiiiiTAAA dice:
jaja noo pss ese seria en el parke kenedi
BeLiiiiTAAA dice:
en barranco un oleo d los q pintan en el piso
BeLiiiiTAAA dice:
hay varios modelos
ArMaNi dice:
tenemos modelitos, pase amiga, sin compromiso
BeLiiiiTAAA dice:
y q me compre mi shakira
ArMaNi dice:
y te la pone a las 12
BeLiiiiTAAA dice:
y para el una igualita
ArMaNi dice:
ese chambelan ta bien romantico ah
ArMaNi dice:
verda ese dia hay un tono anticupido
BeLiiiiTAAA dice:
me imagino =habran parejas agarrando y tendrian q botarlos a todos
ArMaNi dice:
decho
ArMaNi dice:
q agarren en el pte de los suspiros
BeLiiiiTAAA dice:
seria un autntico tono anticupido
ArMaNi dice:
y los gileros?
ArMaNi dice:
o las gileras?
ArMaNi dice:
tb pa fuera
BeLiiiiTAAA dice:
todos pa fueraa
BeLiiiiTAAA dice:
todos a los q sele vea con kra d kerer gilear
ArMaNi dice:
vao con un detector de gileros
ArMaNi dice:
uno a uno su pruebita
ArMaNi dice:
si sale rojo pa fuera
BeLiiiiTAAA dice:
ajaja
BeLiiiiTAAA dice:
un dtector d hormonas
ArMaNi dice:
claroooooo
ArMaNi dice:
como la prueba de alcohol, tendrian q soplar
BeLiiiiTAAA dice:
claroo a eso me refiero
BeLiiiiTAAA dice:
solo q en lugar d soplar tendriamos q hacerle la prueba al pseudo gilero en pleno contacto con el sexo opuesto
ArMaNi dice:
en pleno baile
ArMaNi dice:
y en pleno floro
BeLiiiiTAAA dice:
jaja claro para q no haya reclamos
BeLiiiiTAAA dice:
con prueba en mano los botamos
ArMaNi dice: esa preuba es 100% confiable
ArMaNi dice:
deteccion segura de gileros(as)
BeLiiiiTAAA dice:
ajjaja
ArMaNi dice:
ai ta, y al frente armamos otro tono
ArMaNi dice:
contrafiesta supercupido
ArMaNi dice:
pa todos los q botamos de un local pasan a otro
ArMaNi dice:
y no hy pierde
BeLiiiiTAAA dice:
ajaja claroo y hacmos todo lo contrario en la otra fiuesta
ArMaNi dice:
puro lentos
BeLiiiiTAAA dice:
el q no agarre se larga
ArMaNi dice:
pura balada pal agarre 100%
BeLiiiiTAAA dice:
sino kieren gilear se van
ArMaNi dice:
premio pal mas gilero
ArMaNi dice:
y pal mejor agarre
BeLiiiiTAAA dice:
infaltable
ArMaNi dice:
cual seria el premio?
BeLiiiiTAAA dice:
su canasta dl dia del amor
ArMaNi dice:
harto chocolate
ArMaNi dice:
su infaltable peluchon
BeLiiiiTAAA dice:
vino dulce
ArMaNi dice:
una rosa de plastico, de esas q vienen con gotitas de silicona
BeLiiiiTAAA dice:
con su maceta
ArMaNi dice:
su vale pa un paseo en carroza por la plaza de armas
ArMaNi dice:
y una serenata delivery
BeLiiiiTAAA dice:
jaja
BeLiiiiTAAA dice:
y su cena en la choza nautica
ArMaNi dice:
con dedicatoria de "el marco musical"
BeLiiiiTAAA dice:
y los aplausos dl publico
BeLiiiiTAAA dice:
oieee me kito a comer.. seguire pensando como armar el tonazo d la wich
ArMaNi dice:
ya pex
BeLiiiiTAAA dice:
ia ablamos byee
BeLiiiiTAAA dice:
jaja
ArMaNi dice:
bai

4 de febrero de 2007

Amor en silencio


Un día escuché en la radio a unos conductores que lanzaban un segmento de canciones que uno secretamente amaba pero públicamente odiaba. Aquellas que cuando estás con los patas las cambias con una cara de “no hay forma que yo escuche esto”. Pero que en la intimidad de tu cuarto, en la soledad de tus gustos, incluso le das un punto más de volumen y las cantas echado en tu cama pensando en quién sabe qué. Claro, a puertas cerradas.

Aceptémoslo, existen! Ejemplo 1: Temblando de Hombres G. Ahí está esa canción que cuando la ponen en la radio y estas en tu carro cierras las ventanas para que no escuchen que la estas escuchando, que roche, si yo escucho Nirvana y Greenday. Pero ahí está David Summers con su pianito Yamaha y sus escalas básicas, y con su: “pero tuuuuuu solo dices, voy a colgar (pianito otra vez)”, y te ves tarareándola y sufriéndola. Te transporta a la época del cole, esperando la salida del colegio de mujeres, a la tembladera para decirle a la chica que quieres que sea tu pareja de prom y a los nervios al ponerle la orquídea en su vestido. Claro cuando pasa la canción otra vez abres la luna, sacas el brazo y cambias a Radio Grunge y vuelves a ser el maldito de las pistas cuando a lunas cerradas eres el santito que pone radio Felicidad.


Existen y no dejaran de existir! Estarán ahí siempre dando vueltas por las emisoras. Para algunas de ellas existe un desfogue fácil, un lugar donde las puedes cantar a viva voz sin ser censurado por tus patas. Los karaokes. Entonces ahí tienes al pobre hombre dedicándole Santa Lucia de Miguel Ríos a su enamorada, cuando en realidad se la está cantando para él mismo. A menudo me recueeeeeeerdas a mi mismo. Y te ves a ti mismo afuera de la iglesia cantando la misma canción con tu pata que toca la guitarra en el coro parroquial, y las chicas: tócate otra, que es domingo y hay permiso hasta las 10.




Y luego existen para ti! Te compraras el disco, te bajarás el mp3, dirás que querías escuchar Fallen Angel pero ahí también estaba Every rose has its thorn. Con el suspiro inicial de Bret Michaels tú también suspiras. Recuerdas el último lento que bailaste en tu vida. Ahora ya nadie baila lentos. I can still feel so much pain. Antes no entendías la letra, ahora con intermedio 8 ya lo haces y la cantas mientras escribes un post sobre canciones huachafas que secretamente amas.


30 de enero de 2007

Feet-iche


Me encanta el verano. Me aburre el sol, mi jato es un horno, mi oficina no tiene ni ventilador, pero me encanta la relación mas calor, menos ropa, sobre todo porque permite observar una de las más bellas partes de una mujer, una de esas partes que no se miran con arrechura, sino con deleite estético. Los pies.
Realmente es un placer griego ver unos bellos pies de mujer expuestos al sol andando por las calles en sus sandalias o en sus tacos. Unos pies entacados son una invitación, una puerta abierta a la imaginación, es como ver un cuadro de frutas de estación.
Claro, los puedes observar mejor cuando están detenidos. Odio las combis pero por ahí, a veces, encuentras uno que aligera el viaje, que hace desaparecer al cobrador y su avance avance. Verlos te transporta a un estado en el que no sientes los baches, en el que cada avance o retroceso intempestivo te abre nuevas perspectivas. Los ves de costadito, de frente aprecias la reciente pedicure, de atrás el arco del talón de aquiles. Cada ángulo es una nueva canción: pies descalzos, sueños blancos.
Otras veces me he quedado prendado en un restaurante, en una sala de espera o en la playa (aunque la arena dificulta la contemplación) y hasta en una cola. Un bello pie de mujer siempre te alegra el día, te mejora el ánimo, te devuelve la primavera a cualquier hora y el verano lo atempera.

Ojo: no todos son bonitos. Hay mujeres guapas con pies sin comentarios y mujeres desapercibidas con unos pies de aquellos. Entre los pies que sí son bellos hay variedades, pero en general tienen que ser chicos, pequeños pero no siempre delicados. Hay algunos que son chicos y tienen pinta frágil, son suaves en su caída del flexor hasta los tarsos y metatarsos en un desliz con pendiente poco pronunciada. Otros son más rígidos, un poco más anchos, lo suficiente para no restarles belleza y sumarles fuerza y aplomo. Es la misma perfección que ciertos poetas encuentran en los sólidos tanques. La sólida belleza de los tanques, la inusual y sólida belleza de esos pies.

De atrás para adelante: el talón no puede estar maltratado de ninguna manera, el tendón tiene que ser firme, el tobillo apenas sobresalir, las venas tienen que correr anónimas, el arco en dócil curva, el empeine liso y los dedos, ahhh los dedos. Esas pequeñas maravillas. Me fascina la geometría del más grande al más chiquito. Esa progresión inversa del primer al último tarso no puede ser alterada. Finalmente las uñas tienen que estar muy cuidadas, no importa si con pedicura o sin ella, pueden ser redondeadas o rectas pero siempre bien definidas.

Existe un problema: para observarlos hay que ser cautelosos. La sociedad ha dictado que sea una especie de bajeza, que por verlos te conviertas en un ser digno de psicólogo. Se le ve como algo retorcido y sórdido. Existe una suerte de fetichismo. Mi experiencia no va por ese lado, lo mio es feet-iche, una fruición estética, digna del arte y quién sabe de mejor causa. Causa, apóyame, yo se que eres de mi club. Chicas no me den la espalda, mejor muestren sus pies. Ahora lo saben, pueden ser dos pequeñas obras de arte en la galería de la vida cotidiana.

18 de enero de 2007

No-vió y No-vía


Modo Cursi ON


Calamaro en PLAY.


Que entrelaces tus manos con las mías cuando conversamos en una reunión, como la cosa más natural del mundo. (PERO). Ahora la palma de tu mano está a varios sillones de distancia. Distancia sideral entre dos manos que no se buscan.


Que guardes tus cigarros en mi chaqueta, o que yo guarde los míos en la tuya, da igual, lo tuyo es mío y viceversa. (PERO). Ahora fumas sola, mujer independiente, tienes tu propio encendedor y en tu chaqueta caben todos los cigarros, pero sólo los tuyos.

Que te comas una hamburguesa conmigo, que no hagas dieta cuando tengo hambre. Que cuides mi alimentación, y yo la tuya cuando quiero engreírte. (PERO). Es domingo y me preparo sopa ramen. Sobra un poco para la noche, sólo un plato.

Que me cuentes tu día como si fuera un nuevo día, sin rutinas, siempre. Que te interesen los problemas de mi chamba y estés atenta a mis historias. (PERO). Esta semana toca trabajar fin de semana. Encerrado en la oficina nadie pregunta dónde estoy.

Que tus padres me inviten algunos domingos a tu casa. Llamarlos por su nombre. (PERO) Cómo se llaman los tuyos? No tengo idea, apenas sé tu nombre y primer apellido que me dijiste en medio de la bulla de aquella reunión.

Que me mandes mensajes de texto. Que tu saldo se acabe antes de los diez primeros días del mes. Que en el chat ponga una “a” antes de tu nombre para que estés primera en la lista. Que el Messenger sea una forma sensible de comunicación. Que en mi blog escriba de ti y que los comments sean tuyos. (PERO). Ahora sé que me has bloqueado y que mis mensajes se acumulan en la carpeta de no deseados.

Que seas amiga de mis amigos, que compartas nuestras anécdotas, y si no las sabes que te interesen cada vez que te cuenten una historia de la cual no eres parte. Llevarte a mis reuniones, a mis fiestas, y que caigas bien, que te hagas amiga de mis amigas, que seas cómplice de algunos secuaces, que planees cosas con ellos aún cuando primero fueron mis amigos. (PERO). Mis amigos preguntan por ti, los tuyos preguntan con quién estás saliendo ahora.

Que siempre piense en decirte: quieres ser mi novia, quieres vivir conmigo, quieres casarte conmigo y quieres etcétera etcétera. Que nunca digamos nada y que todo sea implícito. (PERO). Quieres?

14 de enero de 2007

Karma Kamaleón

En la universidad:

Yo no hice Estudios Generales Letras así que no sabía quién era ese sujeto que un tiempo después se convertiría en una suerte de clon malévolo, la némesis cague de risa de esos años y de éstos también, chesu.
Como tenía que pasar, al ser los únicos hombres de una promo de 4, terminamos siendo patas. Al principio las confusiones eran imperceptibles. Empezó como una confusión de camaradas. Por ahí uno decía: Marco, y me miraba. Yo miraba atrás y no estaba Marco. Comprendí que era una equivocación. Algunos se daban cuenta de su error e inmediatamente, perdón Arturo. Otros no se daban cuenta y pasaban los ciclos creyendo que él era yo y yo él.
La cuestión me comenzó a preocupar cuando la misma promo se equivocaba. Les aseguro que no era joda. De verdad se equivocaban. Les salía natural decirme Marco y a Marco, Arturo. No había otra. Había algo inexplicable, algo que iba más allá de los nombres o de las personas, quién sabe. No era que nos pareciéramos. Al contrario, creó que somos bastante distintos, físicamente y personalmente.
Los lapsus no sólo eran cuestión de alumnos, sino también los profes comenzaron a confundirnos. Nos llamaban para hablar cambiando nuestros nombres. Todos se cagaban de risa. Una vez me dieron el examen de Marco a mí. Nunca supe si alguna nota que me pusieron en realidad se la pusieron a él y viceversa. Caballero nomás, ya fue.

Afuera de la universidad:

El asunto trascendió barreras universitarias. En lugares inesperados saltaba la confusión. Un día, no se sabe cómo, un cheque que tenía que cobrar por un trabajo estaba siendo firmado a nombre de Marco. Y lo más intrigante era que las personas que gestionaban los cheques no habían visto nunca a Marco. Felizmente pude hacer la corrección a tiempo.
Luego otras personas que no lo conocían, me llamaban Marco, así de la nada. Yo les contaba la historia y no lo creían. Una de ellas me habló del Karma. Se supone que en alguna vida pasada, Marco habría sido mi pata o mi familia, quién sabe. La cuestión es que esta persona me dijo, que nos parábamos cruzando en el camino de nuestras reencarnaciones y eso de alguna manera originaba que las personas nos confundieran. Whaaaaaaat? Aguanta el coche. No sólo lo vas a tener que aguantar muchos años, sino que los años de la próxima vida y de la próxima y así sucesivamente, me dijo. Horrooooooor...jajaja.
Hasta el momento ya lo tomo con humor. No me molesta que Alex Diez siga creyendo que yo me llamo Marco. Es mas, cada vez que me confunde, me sonrío y murmuro: “chetumare” en buena onda.
Ahora me divierte cuando antiguos camaradas siguen cayendo. Me da la oportunidad de contar la historia, de recordar anécdotas.
Una de las estas camaradas de universidad por fin pudo ensayar una explicación racional, y que de paso no me ate a este “karma” para el resto de la existencia, y de las existencias que vienen. Nuestra colega explicó que la confusión probablemente se debiera a un problema con la vocal fuerte de nuestros nombres, esa bendita combinación A-R que inaugura mi nombre y que se incluye en la primera vocal del suyo, sería la responsable de las confusiones. Pero los cheques? Ahí la explicación falla. Quizás alguien más tarde pueda elaborar una teoría unificadora, en fin.

Mientras tanto, si sale un cheque mío a tu nombre, que voy a hacer pes. Te pediré que me lo cobres. Por siaca sin comisión ah.

13 de enero de 2007

Revolución informática



Se supone que estas máquinas están hechas para hacernos la vida más fácil. Es eso cierto? Aquí algunos hechos de la vida cotidiana que me hacen pensar que es FALSO. Que cada día nos complicamos más la vida, metiéndonos más dosis de bluetooths, wireless, ipods, hardwares, softwares, bytes, kilobytes, mega, gigas, etc, etc.

- Se te cuelga la compu, justo cuando estabas haciendo la transferencia de un archivo importantísimo.

- Se te cuelga el Word y no habías grabado tu documento.

- Tu mouse óptico se vuelve ciego (o independiente) y comienza a ejecutar acciones y comandos que tu no le has mandado y salta de un lado a otro y no lo puedes controlar.

- Quemas un disco y cuando lo quieres leer en otra compu, no hay grabado nada.

- Tu conexión inalámbrica nunca encuentra el servidor.

- La compu se vuelve autista. No reconoce ningún dispositivo externo. Y cuando conectas alguno al puerto USB, te sale ERROR.

- Tu antivirus no se actualiza porque es pirata, por lo tanto miles de bichos totalmente actualizados se insertan en tus programas y documentos.

- Tus dispositivos son conflictivos. Instalas cualquier nuevo hardware y no funciona porque hace conflicto con algún otro, y tu ni siquiera sabes cuál es el problema en el callejón informático.

- Instalas una actualización, y tu dispositivo en lugar de funcionar mejor, ya no funciona.

- Al menos quieres usar tu compu para jugar, instalas un juego que promete aventuras y diversión, lo crakeas, lo hackeas, lo abres, agregas tu usuario, te prestas a jugar, y maldita sea tu tarjeta de video es más lenta que tortuga coja. Resultado: tus aventuras virtuales se reducen a disparar, esperar 2 minutos y disparar nuevamente.

- Tu compu no se quiere conectar a internet. Lo peor que le puede pasar, que sea autista en grado extremo. La ves e imaginas el comercial de telefónica. No te queda otra.

- El teclado de tu compu, el diccionario y la ortografía del Word estás configurados en ingles o cualquier otro idioma. A ese paso nunca encuentras la arroba.

- La super computadora que te compraste hace 3 años ahora es un objeto de museo, ya no lee archivos mp3s, ya no sincroniza con el ipod, ya no acepta la cámara digital. Y claro, el precio es un ejemplo de devaluación.

Algunas de estas cosas explican el porqué en este blog no han habido nuevos post en estos días.