28 de diciembre de 2006

El Pueblo Aliancista

Yo tengo fe. Esa barra sólo la podía cantar la gente del pueblo aliancista, unida en las alegrías (como ayer, como 4 veces en los últimos 6 años) y en las tragedias. Qué puede unir mas?

Ayer en un estadio, como nunca antes había visto, me emocioné al ver a mi equipo campeonar. A mi costado, mi sobrino, nuevo hincha, nuevo miembro del pueblo blanquiazul. Al otro lado la barra de oriente salta que te salta. Ahí podías ver a esos jóvenes en sus bibidís y zapatillas baratas cantar que quisieran que su ataud sea blanco y azul como su corazón. Al frente, occidente estrenando hinchada y banderitas. Y a la izquierda SUR, como siempre puro corazón.

En las calles, hinchas viendo por tele, parados frente a una tienda de electrodomésticos o haciendo la finta en un chifa con su Inca Kola, otros en sus casas, solos o acompañados. Todos vibrando y alentando como pudieran. La mitad mas uno hinchando como uno y medio.

El pueblo aliancista es uno. No hay hinchas de a pie. No hay zona VIP en el corazón.

Yo tuve la suerte de poder pagar mis 40 lucas, las 40 mejor pagadas del año. Pienso en esos hinchas, aquel empleado público, aquel joven trabajador de service, aquel jubilado 19990 y digo: Vaooo groneeeee, vao groneeeee.

27 de diciembre de 2006

Psicología barata en clave sa-sa-sal-sa

Escucho en la compu Mi Libertad del gran Frankie Ruiz y pienso en qué momento caí en la cuenta que me gustaba la salsa. Recuerdo algunas escenas, mismo Frankie recordando la cometa que volaba. Psicología barata en clave sa-sa-sal-sa.
Jr. Cajamarca, Rímac. 4 de octubre de 1980
Fiesta en el callejón, así le llamaba a esa vecindad. Patio central de tierra mojada para que no levante polvo con el baile. En el cuadrado de cemento 2 por 2 estaba la mesa servida. Todos los vecinos habían prestado sillas y sillones para el evento. Hoy se celebra un cumpleaños y la familia de la agasajada había prometido botar la casa por la ventana.
Los invitados llegaban y los platos humeantes salían de la cocina de uno de los interiores, del 8 o del 9, no me acuerdo. Los invitados comían, conversaban, destapaban cervezas. Otros, más avezados, calentaban la nochecita en la puerta de la vecindad con trago corto. En el equipo, mueble sonoro de tres cuerpos, sonaba Caballo Viejo. La gente se animaba, unos avanzados sacaban a bailar a las tías de siempre. Empezaba el baile al ritmo de Tabaco y Ron.
Mas tarde la salsa ya dominaba el ambiente. La salsa dura se mezclaba con los inicios de la salsa sensual. El Gran Combo venía con su Fiesta de Piliiiito y el siempre presente Jector sonaba con Barrunto de mi corazón.
Unas horas más tarde todos bailaban. Los niños corrían entre las piernas de los bailantes. Yo corrí hasta que choque con las piernas de ella. Bailaba muy bien. Y yo no quería que lo haga taaaan bien. Le jalé la falda y no me hizo caso. Mire hacia arriba, a su cara de celebración, y no me hacía caso. Chillé, en una mezcla de miedo y de celos. Con quién bailas? No hubo respuesta.
La fiesta acabaría como siempre: con sus borrachos siguiéndola en alguna esquina, con sus botellas rotas y platos sucios desperdigados por todo el patio, con alguna vecina recogiendo y ordenándolo todo y con la celebrada conversando en algún sillón forrado de plástico con el compadre, era él. Al fondo, como marco musical, se escucha Fuma el barco, fuma el barco.
Al terminar la noche no quería escuchar ni una sólo de esas canciones que trataban sobre cárceles, sobre adicciones y sobre gente que no entendía o no quería entender.


Alameda de La Luz, Pueblo Libre. 26 de septiembre de 1989
Los cachorros de esquina. Los inocentes de barrio venido a menos. Eso era ese grupo de quinceañeros dispuestos a chupar trago barato en el parque y llegar empilados al tono.
Los muchachos se disfuerzan, no quieren entrar a la casa, cuando entran, de frente se ubican en la cocina, donde no los vean, donde pase caleta la chata y los fallos, o por donde pase la poca chela que invita la casa.
Las chicas, siempre las chicas, empiezan a moverse y bailar entre ellas, tímidas aun. La quinceañera no ha bajado del brazo de su tío y no se puede empezar a bailar ni a comer. En el minicomponente suena Aquel viejo moteeeel, trae recuerdos del día que te hice mujer, y la gente: no seas palta. Oe, si yo escucho Guns o Cure o lo que sea, menos esa pacharacada. Ta que parece tono de tíos. Baila oe.
A medida que el ron barato hace efecto, los trombones mueven los pies y la gente con sus dedos intenta ser trompetista. La salsa sensual seguía, dictadora y autoritaria, con su lluvia, tus besos fríos como la lluvia.
Los patas nada de bailar y las chicas, que aguados son estos. Cuando a ellas el ponche de fresa ya las ponía coloraditas, arrastraban a los primeros giles al centro de la sala. La gente se movía como podía. Los menos entrenados separados, uno dos, y ella, tres cuatro. Los audaces y floreros ajustaban cinturas y dibujaban el pasito salón aprendido con la hermana mayor buenagente.
En el parque los malogrados se burlaban de esos vanos intentos de bailar la salsa estilo Chayanne.
La noche terminaba y no te había sacado a bailar. Que pongan de nuevo Estoy viviendo un sueño, me siento único dueño, del amor. Esa canción le gusta. Me acuerdo que me lo dijo, ese día que casi casi. La próxima te saco a bailar, te apreto la cintura, como bueno. Te hablaré a la oreja, cerquita. Cuando vendrás, sé que vendrás a vivir nuestro sueño, a hacerlo una verdad. Y si puedo te beso, palabra (Reynoso dixit). Oe baila, ahí ta la canción que pediste. Tamare ya está bailando, la próxima, te lo juro. No habrá próxima. Así como se fue, así vendrá, dices, tarareas.
Ahora entiendo porqué odiábamos la salsa y nos peleábamos por ver quiénes eran metaleros y quieres waves. Los metaleros eran los duros y los waves los misteriosos. Eso nos gustaba, claro, también apretar cinturas, y ahí tenías a un pata con su polo de Black Sabbath bailando como mejor le saliera Sobredosis de amor, sobredosis de pasión, tu conmigo, tu conmigo, tu conmigo, tu conmigoooooo.

Otro Jr. Cajamarca, Barranco. Junio del 2001
Míralos pues, cómo intentan, se esfuerzan, se mueven, pero nada es igual. La misma salsa de siempre, la que conocen por fiesta de sus viejos, esas canciones que suenan a partir de las cuatro de la mañana, cuando ya todos están ebrios y no da roche.
Y ahí están los entusiastas, gente sargentera tratando se bailar como chalacos. La gentita apura el paso al ritmo de La murga de Panamá. Otros oprimen delgadas cinturas y cachete con cachete bailan No hagas, no hagas llagas mis heridas; toma, toma y dame que eso es vida.
Oe a qué hora llegan? Habla pes oe. Cuando entraron, llegó la alegría. Ahí están los patas de la universidad, las chicas que uno conoce, las que lo sacan a bailar a uno. Sino sería pura chela el tono.
A las tres, al ritmo de lágrimas brotan de tus ojos, la gente estaba en todo. Escucha la letra oeeeee…jajaja. Todo es un chongo. A las cinco, bien toneados, ya sabes con quién te regresas. Habla, vao.



Jr. Cervantes 159. Centro de Lima. Noviembre del 2006
Para los que creen que saben, no saben nada. Conocimiento Radiomar no es nada, no eres nadie broder. No sirve de nada las miles de fiestas salsa a las que hayas ido. La música te revuelca. La primera vez que fui en toda la noche sólo reconocí una canción, y eso, a duras penas. Harto morenaje moviendo esqueletos y dejándonos como chancletas. A su lado, puro principiante, y ni te atrevas a desafiar una morena, que te parte de un caderazo.
Felizmente estaba el grupo, la gente. Hacíamos círculo y no entraba nadie. Eso sí, salían las chicas a bailar con los que sabían. Caballero nomás. Esa vuelta no me sale, esa figura no me la sabía. No había celos, sana envidia.
La cancha retumbaba con el sonido de los potentes peavey. La orquesta se lucía en el estrado donde el conguero respiraba por la tumbadora, mientras los metales hacían su trabajo atrás. Más tarde por los parlantes desfilaron Palmieri y su Baila guaguancó, Elio Revé y su Charangón, Los Van Van y demás exponentes de la rica rumba.
Todo iba bien. Hasta que llegó el primer mensaje. Riiiiiiing, riiiiiiiing. Ya voy, escribió. Y, ahora? No sabes el tonazo que es, dije esa vez. A ver enséñame a bailar, dijo después de un vaso de chela. Mis tres pasos salsa se verían empequeñecidos. Estaban bien para Barranco, para los tonos de la universidad, pero aquí, para salsero, salsero y medio. Ubícate chibolo.
A la segunda caja de cerveza ya no importaba si sabías o no sabías. Reías, reía, eso importaba. Por ahí algo de Buena Vista ponía la música incidental necesaria. Te llevé en taxi. Las cosas van por buen camino. Azúuuuuuuuucar.

19 de diciembre de 2006

Jurassic Park

Imagínate a los dinosaurios en la cama. O mejor, en el parque. Les siguen pegando abajo, y fuerte, pero ellos fieles al castigo, resisten. La resistencia. Revolución. La última barraca de lo que no se va, pero que está ahí, bien arrimadita.
Cómo han pasado los años, caray. Una foto joven, dice el fotógrafo. Imagino la toma: mi imagen junto al monumento a la justicia o a la nación. Mi dirección? Apunte.

En otra esquina me espera el fabricante de mentiras. Clap, clap, clap, suena la Olympia o la Remington. Problemas judiciales, antecedentes penales, algún papeleo. Una explicación al vuelo y una solución aterriza en unas hojas de papel. Say no more. Todo está dicho ahí. Preséntelo nomás.



Otros tiempos, más novelescos. Mala señal que estos tipos anden desapareciendo, superhéroes de antaño, ahora son rémora. Cuelgan capas, baticámaras y ultramáquinas de escribir. Ahora obsoletos, ya no sirven para enfrentar a los villanos de ahora, con poderosas armas cibernéticas.
Rumbo a la extinción no les queda más que esperar. Esperar el último cliente, la última foto, el último escrito al paso. Rezo por ustedes, los últimos fotógrafos de plaza, los últimos escribas de esquina.

(disculpen las referencias a Charly, pero así salió el post pes)

14 de diciembre de 2006

El pueblo tiene hambre

Y para eso existen los ambulantes de la comida al paso. Seres que nos alimentan en cada esquina, que aplacan ese antojo espontáneo. Personajes que se resisten al la obsolescencia, que aun persisten a pesar de la proliferación de los Bembos, de los Pizza Huts y, pero aún, de los Mc Donald’s.
Es cierto, hay algunos que han desaparecido. Ya no existen esos personajes panchofierranos, que la verdad no se qué vendían. Otros han sido resucitados de la tumba en la que estaban. Es el caso del que vende revolución caliente, pa rechinar los dientes. Y qué fue del humitero?, esos que armaban el tono a ritmo de festejo en la esquina de tu barrio. Yo los vi hasta hace unos años dando vueltas por el mío

Pero una nueva generación ha emergido. Con fuerza. La fuerza del ingenio y el empuje del estómago. Hay para todos los gustos, obvio que para todos los bolsillos. Hay variedad, colores, pasa amiga.

Para la sed: tenemos al emolientero, personaje antiguo pero que ha sabido reciclarse. Ya no se limita a la linaza. Ahora, más en onda metrosexual, vende quinua con maca, extracto de rana y toda suerte de vigorizantes y afrodisíacos. Todo con su pan con huevo más.
Si quieres algo mas refrescante, tienes el jugo de naranja. Cada vez que paso al costado una carretilla, me alucina su máquina para pelar naranjas, y la perfección de las cáscaras que algunos naranjeros cuelgan como adornos, tipo persianas del recinto de las naranjas. Precio: jugo mas su aumento, una luca.

Para una opción más veraniega, tenemos al vendedor de chupetes (marcianos). Con sus variantes: vendedor de chups bogli o de helados glaciar. Los encuentras en playas y plazas. Con su caja de tecnopor, o los mas fichos, con su cooler (esos conche). Precio: en general, una china. Sabores varios.

En plazas también se encuentra a la gelatinera. En una línea refrescante con su toco dulzón. La variante que ha tenido más éxito es aquella que viene con un toque de flan al fono. Misma torta helada de a china en vasito plástico. Ojo: los vasitos siempre tienen que estar boca abajo, cuestión de higiene.


Para el antojo de algo más consistente hay muchas opciones. Pero quisiera presentar una versión regional de mucho éxito: el chocho. Para los que no sepan, una mezcla de frijoles con un encebollado picante que va acompañada de canchita serrana. El plato sale una luca. De verdad esta bueno: si no mueres, quedas loco. Viene con yapa si pides.


Otro platillo que está teniendo éxito son los huevitos de codorniz. Se sirve con ajicito. Los vendedores pululan por plazas, calles y sitios concurridos: centro de Lima, Gamarra, Paseo Chabuca Granda. La primera vez puede resultar un plato un poco tosco, pero se puede volver una adicción.


Finalmente (en esta entrega) tenemos los antiresacas. Tenemos el cebiche al paso: sólo para valientes o de estómago fuerte. Una versión más Light es la leche de tigre. Servida también en vasos de plástico, si tienes suerte te toca hasta con marisco incluido. No se da yapa. No insistir.


Entiendan las omisiones en este texto. Pero el mundo de la comida al paso es vasto y cambiante. Para la próxima entrega: el vendedor de chifles y el de las infaltables yuquitas a la salida del cole.

10 de diciembre de 2006

Pio Chicken

Personajes (en orden de aparicion):

  • La tía Gloria
  • Fiorella Cava (a) El Mutante
  • Bacteria, el único que habla de Ate
  • Gente de Ate
  • Pio Chicken

Personajes secundarios

  • Marido Lelo
  • Ima Sumac, sólo episodios especiales

El sketch se llama las Viejas de La Molina. Hace tiempo apareció el Pollo como personaje de publicidad y poco a poco se ha ganado su espacio, tanto así que ahora todo el mundo llama a ese segmento: Pio Chicken Fácil es de los que más me gusta en el Especial del Humor[1].
Fácil es de los que más me gusta en el Especial del Humor. Compite con Kenyi y su: tampoco, tampoco.

En un lado, el de La Molina, están las viejas. Una es la tía Gloria, originalmente la imitación de Gloria Helfer, cuando era congresista. La acompaña otra vieja que le dicen Mutante, originalmente era la imitación de Fiorella Cava, vocalista transformer de Jas. En el lado de Ate hay una mancha metevicio, comandada por Bacteria[2]. La idea es que se pelean por un tema: día de la madre, elecciones, RBD, cualquier cosa. Hasta que llega el Pollo, como dirían los teatreros, el personaje que la lleva.

Los de Ate lo increpan: qué estas haciendo Pollo. Pollo puede aparecer disfrazado de torero, de El Zorro o simplemente como Pollo. Los de Ate lo agarran al filin: Pollo recapacita, aqui esta tu barrunto, tu gente. Una vez el filin fue tumach. Pasaron una escena es blanco y negro con Bacteria cuidando al pollo cuando era pollito amarillito, igualito a esos que canjeaban por botellas

Las viejas de La Molina compran al pollo con billetes (nacionales y extranjeros). Poooollo, dice Mutante, y le muestra el fajazo de dolares. Al final el Pollo está siempre metalizado, quiere su plata. Ahí es cuando los de Ate se asan y empieza el climax. Existen diferentes formas de empezar el apanado (ver detalles en los diálogos), pero al final siempre es lo mismo, se da la orden de matar al Pollo. Lo agarran a patadones, a piedrazas (de utilería), a maderazos, y hace un tiempo, improvisaron lo que debe ser el mejor apanado en la historia de la televisión peruana. Lo agarran entre 4 o más y lo tiran contra la reja.

Lo único que me pregunto es, quién será el pobre hombre dentro del disfraz? A qué tanto maltrato? Causa, mejor disfrázate de Papá Noel esta navidad, harto calor pero menos goma.


Diálogos

Bacteria: Pollo, te gusta el verde
Pollo: …. (afirma)
Bacteria: Muchachos, pónganlo verde

Bacteria: Pollo, te gusta en duro
Pollo: …. (afirma)
Bacteria: Muchachos, denle duro


(en medio de la masacre, Bacteria dice: chánquenlo, mátenlo, contra la reja muchachos, agarran al pollo entre 4, cuentan, 1, 2, 3 y juaaaa, lo tiran contra la reja)



[1] Hay que decir que también es cague de risa la transformación del Mutante. Bacteria lo jode y lo jode, y Mutante explota: ya cállate, cunch. Ahora vas a ver. Todo con voz de hombre.
[2] Tiene otros muchos apodos. Esta persona se hizo célebre por su imitación? del Loro Cueto.

8 de diciembre de 2006

Marroncitas y apretaditas


Cuando descubrí esta fijación, caminaba por el parque a la espalda de mi jato y de pronto me di cuenta de lo que hacía. A veces me hacia retroceder, trastabillar, perder el paso. A qué tanta cosa: todo era por pisar una hoja seca.

Es un placer que no se puede describir claramente. Algo así como comer Tor Tees. Es la sensación del crujido. Y sobre todo el SONIDITO que hace. Ese crshshshshshs, es riquísimo. Sobre todo cuando se hace despacito, poquito a poco: crshshshshshshshshshsshshshs. Se alarga el placer. Para el máximo disfrute la hoja tiene que estar en la vereda, nunca en el pasto. Y mis reglas de pisada impiden que las mueva de donde están. Así que las que están en el pasto, ahí quedaran.

Pero hay que tener cuidado. No todas las hojas secas hacen SONIDITO. Depende, creo, sobre todo de la estación del año. La mejor: sin dudas al final de la primavera y comienzos del verano. Cuando hay en el suelo un huevo de hojas que el sol va poniendo MARRONCITAS. Y las va poco a poco apretando y arrugando hasta que quedan perfectas para el machuque.
Pero hay veces en que uno falla. Uno ve una perfecta: MARRONCITA y APRETADITA. Es mas, cambio el paso para darle con la pisada. Y jua, la cagada; está húmeda. A la mela, se te aguó (o humedeció) el gusto. Lo único que logras es una sensación de colchoncito, pero del SONIDITO, nada, nacalapirinaca. Generalmente esto pasa a inicios del invierno, ojo.

Por eso me llegan los barrenderos. En el parque o en la universidad, cada vez es más difícil encontrar una buena hoja seca. Cuando los veo con su escoba y su depósito, donde un montón de potenciales hojas descansan sin pie que las machuque, espero que se larguen y veo que han dejado por ahí.

Creo que no soy el único. A veces he descubierto a gente caminando por ahí, que de pronto, a propósito, machuca una hoja. Otras veces lo descubrí conversando con gente de huevadas y de pronto a alguien por ahí también le gustaba pisar hojas. Uno descubre una comunidad de pisahojas caleta por ahí.

Si existe vida más allá de la muerte o una especie de paraíso, tiene que tener un parque con hartas hojitas MARRONCITAS y APRETADITAS, sino, baja en la esquina causa. Al sótano. Ahí con el calor de hecho hay harta hoja seca.

Por qué la gente se pone triste en navidad?



Porque recuerdas gente que se fue. Porque tu vieja está en España. O en USA. Porque estas lejos de tus amigos, de tu tierra y de tu hogar. Porque no te compraron el regalo que querías. Porque la bici quedo en scooter. Porque el play 3 quedo en Super Nintendo. Porque no hicieron pavo, sólo alcanzo pal pollo a la brasa. Porque el chocolate estaba aguado. Porque el panetón empalaga. Porque el teléfono no suena. Porque “esa” persona no llama. Porque no llegaron tarjetas. Porque las que llegaron no tenían musiquita. Porque las que llegaron fueron de Metro y del Banco. Porque tu perro se asusta con los cuetones. Porque los que limpian las lunas del carro dan más pena que nunca. Y los que venden caramelos. Y los que venden libros piratas. TODOS. Porque hay masacres de pavos. Porque los viejos ya no celebran. Porque nunca te alcanza la plata para comprarte TODOS los regalos que quisieras hacerte. Porque TODA la gente parece feliz menos tu. Porque TODAS las pelas de navidad son ingenuas y con happy end. Porqué siempre repiten “Mi pobre angelito 2”. Porque los villancicos son una buena mierda. Porque los Toribianitos aún existen, reloaded claro. Porque los taxis son más caros. Porque el tráfico es un desastre esos días. Porque TODO el mundo te dice felices fiestas y pocos te la desean. Porque a un culo de gente se le ocurre hacer caridad (sólo) esos días. Porque hay gente que se tiene que disfrazar de papa Noel bajo un sol de la putamare. Porque en Lima no cae nieve. Porque hay casas que no tienen lucecitas. Porque la gente gasta hasta lo que no tiene y se endeuda hasta marzo (donde se endeudan de nuevo pal cole). Porque es excusa pa emborracharse. Porque hay gente que sólo ese día estrena ropa. Porque hay gente que ese día tiene que chambear. Porque todos los nicks tienen que ver con navidad. Porque “ese” mail no llegó. Porque justo te bloquearon en el Messenger. Porque ya no hay grati. Porque hay gente que chambea todo ese mes e igual no les van a pagar. Porque hay gente que justo muere ese día. Porque hay chibolos que justo nacieron ese día y, piña pues, sólo reciben un regalo. Porque hay gente que no tiene a nadie a quien regalar. Porque en los comerciales TODOS salen felices. Porque hay gente que ni siquiera sabe que ese día es navidad. Porque es NAVIDAD

7 de diciembre de 2006

Se parecen o no?


Primera escena


En la puerta del penal de mujeres Santa Mónica, un domingo cualquiera de visita, Angie Gibaja visita a su buena amiga de pasarelas Malú Costa, caída en desgracia luego de habérsele comprobado el tráfico de drogas a alto nivel. Angie enfurecida, pues para ella las colas no son pan de cada día, increpa a los miembros de la benemérita Policía Nacional las demoras y los trámites. Una o dos horas mas tarde, luego de comprobarse que Angie aún no había procesado todo el alcohol de la noche de juerga[1], el suboficial de tercera Ramírez le niega el acceso. Las omnipresentes cámaras de televisión registran todos los hechos. Angie bufa, brama, insulta. Es inútil, la decisión ha sido tomada. Los policías tratan de pasar piola ante las cámaras de Magali TV. Ante el chongazo armado por Angie, el suboficial de tercera Ramírez le pide por favor a la señorita que se retire, que circule por favor. La cámara poncha en primer plano la cara del oficial confundido por los flashes y las luces. Angie está más confundida aún: a quién se le habrá ocurrido negarle el acceso a una modelo?, quién se habrá creído este?, no sabe quién soy yo?. Examina el rostro del efectivo, lo escanea, lo compara. Quiere insultarlo, no hay duda. No le salen las palabras. Finalmente recurre a lo fácil, al insulto primario, al adjetivo racial. Pero no, esta vez no es un cholo, ni un serrano el que está al frente. Angie grito a las cámaras: “Car’e Iquitos”. Nunca una chapa peor puesta.
Hay que decirlo. Si algún referente geográfico podríamos atribuirle al suboficial de tercera era justamente el sector oriental del Perú. Era clara su ascendencia selvática. Pudiste improvisar mejor chapa Angie. Tarea para la casa (o para la cárcel).


Segunda escena


Trepado en un helicóptero rumbo a la comunidad nativa de Mazokiato, selva del Cusco, distrito de Echarate, provincia de La Convención, pienso en los días que iré a pasar entre los putos sanguinarios mosquitos y sin tele pa concha.
No es novedad que cuando una persona de Lima llega a una comunidad lo primero es que a uno le cambian la profesión., automáticamente se convierte en un ingeniero. Ingeniero para aquí, ingeniero para allá. Qué caso tiene explicar qué es un sociólogo, en realidad, hasta ahora no se lo podría explicar a nadie y a quien le importa.
Lo segundo es que uno nota una amabilidad excesiva de la gente, una deferencia exagerada, un cuidado en la atención desmesurado. Ni mi mamá carajo, pienso. Todos son buena gente. Todos te saludan. En la mañana un buenos días, en las noches todos, buenas noches inge (con un poco más de confianza al segundo día).
La única huevada es que la gente te saluda: Inge, cómo está. Y hasta con tu nombre. Y la cagada, tu no puedes reconocerlos. No puedes distinguirlos, individualizarlos. Todos se parecen. El de aquí es el jefe de la comunidad? O es el de la tiendita de gaseosas Frutti Kola?. No puedes tener seguridad si a quién le dices Doger[2] es Doger, sí Yakeli, es Yakeli. Te da roche saludar. A lo más un hola, buenos días o un chau impersonal.

La masa de caras se te aparecen iguales, y a lo lejos recuerdo a nuestra Angie y su insulto. Será que todos tienen cara de Iquitos, o en este caso cara de Mazokiato. Y si hago eso, a todos, hola Makokiato, cómo estas Mazokiato?, buenas noches Mazokiato. A la mierda las personas, total son comunidad, si o no?. Si. O No?.

Al tercer día, mientras almorzaba por cuchicienta vez fideos con atún, me sorprendí llamando a Santiago por un poquito de sal pal atuncito. A Herminio ya lo reconocía y le decía pa matar el tiempo yendo a pescar. De hecho, tengo que admitir que recibía ayuda de vez en cuando, pero ya no me daba roche intentar los nombres. Total, ahora la mayoría de las veces acertaba.

Pero no siempre, y donde siempre fallaba era con los chiquitos. Este era Ginetón o Jhonico. Es Yasmil o Yaneth. La puta, ahí si que estaba yuca la tarea.
Entrando al cuarto día, ya podía distinguir a Honofrio o Yul Wilson. Pero no a todos. Y me tuve que ir con la tarea incompleta. No pude lograr individualizar a todos. Me queda la pica que no podré recordar a todos por su nombre. De hecho en unos días se me olvidaran sus nombres, pero por lo menos el intento se hizo.
En la mañana del quinto día, por fin escuchamos el ruido del esperado helicóptero que nos sacaría. Por fin. Adios Santiago, adios Doger, adios todos, menos los que nunca supe su nombre. Ellos como siempre, se despidieron. Hasta luego Inge, venga a visitarnos. Extrañaré eso, los saludos de la mañana, como si fuéramos íntimos, las buenas noches antes de dormir. En un tiempo no me acordaré de sus caras y de sus nombres pero sí de sus buenos modales.
Una pregunta final: Te despides cada noche de tus papas Angiecita?

[1] Convenientemente solapada con una gorrita.
[2] Todos los nombres presentados son reales. Cualquier semejanza con hechos reales es a propósito.