28 de diciembre de 2006
El Pueblo Aliancista
27 de diciembre de 2006
Psicología barata en clave sa-sa-sal-sa
Los invitados llegaban y los platos humeantes salían de la cocina de uno de los interiores, del 8 o del 9, no me acuerdo. Los invitados comían, conversaban, destapaban cervezas. Otros, más avezados, calentaban la nochecita en la puerta de la vecindad con trago corto. En el equipo, mueble sonoro de tres cuerpos, sonaba Caballo Viejo. La gente se animaba, unos avanzados sacaban a bailar a las tías de siempre. Empezaba el baile al ritmo de Tabaco y Ron.
Mas tarde la salsa ya dominaba el ambiente. La salsa dura se mezclaba con los inicios de la salsa sensual. El Gran Combo venía con su Fiesta de Piliiiito y el siempre presente Jector sonaba con Barrunto de mi corazón.
Unas horas más tarde todos bailaban. Los niños corrían entre las piernas de los bailantes. Yo corrí hasta que choque con las piernas de ella. Bailaba muy bien. Y yo no quería que lo haga taaaan bien. Le jalé la falda y no me hizo caso. Mire hacia arriba, a su cara de celebración, y no me hacía caso. Chillé, en una mezcla de miedo y de celos. Con quién bailas? No hubo respuesta.
La fiesta acabaría como siempre: con sus borrachos siguiéndola en alguna esquina, con sus botellas rotas y platos sucios desperdigados por todo el patio, con alguna vecina recogiendo y ordenándolo todo y con la celebrada conversando en algún sillón forrado de plástico con el compadre, era él. Al fondo, como marco musical, se escucha Fuma el barco, fuma el barco.
Al terminar la noche no quería escuchar ni una sólo de esas canciones que trataban sobre cárceles, sobre adicciones y sobre gente que no entendía o no quería entender.
Alameda de La Luz, Pueblo Libre. 26 de septiembre de 1989
Los muchachos se disfuerzan, no quieren entrar a la casa, cuando entran, de frente se ubican en la cocina, donde no los vean, donde pase caleta la chata y los fallos, o por donde pase la poca chela que invita la casa.
Las chicas, siempre las chicas, empiezan a moverse y bailar entre ellas, tímidas aun. La quinceañera no ha bajado del brazo de su tío y no se puede empezar a bailar ni a comer. En el minicomponente suena Aquel viejo moteeeel, trae recuerdos del día que te hice mujer, y la gente: no seas palta. Oe, si yo escucho Guns o Cure o lo que sea, menos esa pacharacada. Ta que parece tono de tíos. Baila oe.
A medida que el ron barato hace efecto, los trombones mueven los pies y la gente con sus dedos intenta ser trompetista. La salsa sensual seguía, dictadora y autoritaria, con su lluvia, tus besos fríos como la lluvia.
Los patas nada de bailar y las chicas, que aguados son estos. Cuando a ellas el ponche de fresa ya las ponía coloraditas, arrastraban a los primeros giles al centro de la sala. La gente se movía como podía. Los menos entrenados separados, uno dos, y ella, tres cuatro. Los audaces y floreros ajustaban cinturas y dibujaban el pasito salón aprendido con la hermana mayor buenagente.
En el parque los malogrados se burlaban de esos vanos intentos de bailar la salsa estilo Chayanne.
La noche terminaba y no te había sacado a bailar. Que pongan de nuevo Estoy viviendo un sueño, me siento único dueño, del amor. Esa canción le gusta. Me acuerdo que me lo dijo, ese día que casi casi. La próxima te saco a bailar, te apreto la cintura, como bueno. Te hablaré a la oreja, cerquita. Cuando vendrás, sé que vendrás a vivir nuestro sueño, a hacerlo una verdad. Y si puedo te beso, palabra (Reynoso dixit). Oe baila, ahí ta la canción que pediste. Tamare ya está bailando, la próxima, te lo juro. No habrá próxima. Así como se fue, así vendrá, dices, tarareas.
Ahora entiendo porqué odiábamos la salsa y nos peleábamos por ver quiénes eran metaleros y quieres waves. Los metaleros eran los duros y los waves los misteriosos. Eso nos gustaba, claro, también apretar cinturas, y ahí tenías a un pata con su polo de Black Sabbath bailando como mejor le saliera Sobredosis de amor, sobredosis de pasión, tu conmigo, tu conmigo, tu conmigo, tu conmigoooooo.
Otro Jr. Cajamarca, Barranco. Junio del 2001
Y ahí están los entusiastas, gente sargentera tratando se bailar como chalacos. La gentita apura el paso al ritmo de La murga de Panamá. Otros oprimen delgadas cinturas y cachete con cachete bailan No hagas, no hagas llagas mis heridas; toma, toma y dame que eso es vida.
Oe a qué hora llegan? Habla pes oe. Cuando entraron, llegó la alegría. Ahí están los patas de la universidad, las chicas que uno conoce, las que lo sacan a bailar a uno. Sino sería pura chela el tono.
A las tres, al ritmo de lágrimas brotan de tus ojos, la gente estaba en todo. Escucha la letra oeeeee…jajaja. Todo es un chongo. A las cinco, bien toneados, ya sabes con quién te regresas. Habla, vao.
Jr. Cervantes 159. Centro de Lima. Noviembre del 2006
Felizmente estaba el grupo, la gente. Hacíamos círculo y no entraba nadie. Eso sí, salían las chicas a bailar con los que sabían. Caballero nomás. Esa vuelta no me sale, esa figura no me la sabía. No había celos, sana envidia.
La cancha retumbaba con el sonido de los potentes peavey. La orquesta se lucía en el estrado donde el conguero respiraba por la tumbadora, mientras los metales hacían su trabajo atrás. Más tarde por los parlantes desfilaron Palmieri y su Baila guaguancó, Elio Revé y su Charangón, Los Van Van y demás exponentes de la rica rumba.
Todo iba bien. Hasta que llegó el primer mensaje. Riiiiiiing, riiiiiiiing. Ya voy, escribió. Y, ahora? No sabes el tonazo que es, dije esa vez. A ver enséñame a bailar, dijo después de un vaso de chela. Mis tres pasos salsa se verían empequeñecidos. Estaban bien para Barranco, para los tonos de la universidad, pero aquí, para salsero, salsero y medio. Ubícate chibolo.
A la segunda caja de cerveza ya no importaba si sabías o no sabías. Reías, reía, eso importaba. Por ahí algo de Buena Vista ponía la música incidental necesaria. Te llevé en taxi. Las cosas van por buen camino. Azúuuuuuuuucar.
19 de diciembre de 2006
Jurassic Park
Cómo han pasado los años, caray. Una foto joven, dice el fotógrafo. Imagino la toma: mi imagen junto al monumento a la justicia o a la nación. Mi dirección? Apunte.
Otros tiempos, más novelescos. Mala señal que estos tipos anden desapareciendo, superhéroes de antaño, ahora son rémora. Cuelgan capas, baticámaras y ultramáquinas de escribir. Ahora obsoletos, ya no sirven para enfrentar a los villanos de ahora, con poderosas armas cibernéticas.
Rumbo a la extinción no les queda más que esperar. Esperar el último cliente, la última foto, el último escrito al paso. Rezo por ustedes, los últimos fotógrafos de plaza, los últimos escribas de esquina.
(disculpen las referencias a Charly, pero así salió el post pes)
16 de diciembre de 2006
14 de diciembre de 2006
El pueblo tiene hambre
Es cierto, hay algunos que han desaparecido. Ya no existen esos personajes panchofierranos, que la verdad no se qué vendían. Otros han sido resucitados de la tumba en la que estaban. Es el caso del que vende revolución caliente, pa rechinar los dientes. Y qué fue del humitero?, esos que armaban el tono a ritmo de festejo en la esquina de tu barrio. Yo los vi hasta hace unos años dando vueltas por el mío
Pero una nueva generación ha emergido. Con fuerza. La fuerza del ingenio y el empuje del estómago. Hay para todos los gustos, obvio que para todos los bolsillos. Hay variedad, colores, pasa amiga.
Para la sed: tenemos al emolientero, personaje antiguo pero que ha sabido reciclarse. Ya no se limita a la linaza. Ahora, más en onda metrosexual, vende quinua con maca, extracto de rana y toda suerte de vigorizantes y afrodisíacos. Todo con su pan con huevo más.
Si quieres algo mas refrescante, tienes el jugo de naranja. Cada vez que paso al costado una carretilla, me alucina su máquina para pelar naranjas, y la perfección de las cáscaras que algunos naranjeros cuelgan como adornos, tipo persianas del recinto de las naranjas. Precio: jugo mas su aumento, una luca.
Para una opción más veraniega, tenemos al vendedor de chupetes (marcianos). Con sus variantes: vendedor de chups bogli o de helados glaciar. Los encuentras en playas y plazas. Con su caja de tecnopor, o los mas fichos, con su cooler (esos conche). Precio: en general, una china. Sabores varios.
En plazas también se encuentra a la gelatinera. En una línea refrescante con su toco dulzón. La variante que ha tenido más éxito es aquella que viene con un toque de flan al fono. Misma torta helada de a china en vasito plástico. Ojo: los vasitos siempre tienen que estar boca abajo, cuestión de higiene.
Para el antojo de algo más consistente hay muchas opciones. Pero quisiera presentar una versión regional de mucho éxito: el chocho. Para los que no sepan, una mezcla de frijoles con un encebollado picante que va acompañada de canchita serrana. El plato sale una luca. De verdad esta bueno: si no mueres, quedas loco. Viene con yapa si pides.
Otro platillo que está teniendo éxito son los huevitos de codorniz. Se sirve con ajicito. Los vendedores pululan por plazas, calles y sitios concurridos: centro de Lima, Gamarra, Paseo Chabuca Granda. La primera vez puede resultar un plato un poco tosco, pero se puede volver una adicción.
Finalmente (en esta entrega) tenemos los antiresacas. Tenemos el cebiche al paso: sólo para valientes o de estómago fuerte. Una versión más Light es la leche de tigre. Servida también en vasos de plástico, si tienes suerte te toca hasta con marisco incluido. No se da yapa. No insistir.
Entiendan las omisiones en este texto. Pero el mundo de la comida al paso es vasto y cambiante. Para la próxima entrega: el vendedor de chifles y el de las infaltables yuquitas a la salida del cole.
10 de diciembre de 2006
Pio Chicken
- La tía Gloria
- Fiorella Cava (a) El Mutante
- Bacteria, el único que habla de Ate
- Gente de Ate
- Pio Chicken
Personajes secundarios
- Marido Lelo
- Ima Sumac, sólo episodios especiales
El sketch se llama las Viejas de La Molina. Hace tiempo apareció el Pollo como personaje de publicidad y poco a poco se ha ganado su espacio, tanto así que ahora todo el mundo llama a ese segmento: Pio Chicken Fácil es de los que más me gusta en el Especial del Humor[1].
Fácil es de los que más me gusta en el Especial del Humor. Compite con Kenyi y su: tampoco, tampoco.
Los de Ate lo increpan: qué estas haciendo Pollo. Pollo puede aparecer disfrazado de torero, de El Zorro o simplemente como Pollo. Los de Ate lo agarran al filin: Pollo recapacita, aqui esta tu barrunto, tu gente. Una vez el filin fue tumach. Pasaron una escena es blanco y negro con Bacteria cuidando al pollo cuando era pollito amarillito, igualito a esos que canjeaban por botellas
Las viejas de La Molina compran al pollo con billetes (nacionales y extranjeros). Poooollo, dice Mutante, y le muestra el fajazo de dolares. Al final el Pollo está siempre metalizado, quiere su plata. Ahí es cuando los de Ate se asan y empieza el climax. Existen diferentes formas de empezar el apanado (ver detalles en los diálogos), pero al final siempre es lo mismo, se da la orden de matar al Pollo. Lo agarran a patadones, a piedrazas (de utilería), a maderazos, y hace un tiempo, improvisaron lo que debe ser el mejor apanado en la historia de la televisión peruana. Lo agarran entre 4 o más y lo tiran contra la reja.
Lo único que me pregunto es, quién será el pobre hombre dentro del disfraz? A qué tanto maltrato? Causa, mejor disfrázate de Papá Noel esta navidad, harto calor pero menos goma.
Diálogos
Bacteria: Pollo, te gusta el verde
Pollo: …. (afirma)
Bacteria: Muchachos, pónganlo verde
Bacteria: Pollo, te gusta en duro
Pollo: …. (afirma)
Bacteria: Muchachos, denle duro
(en medio de la masacre, Bacteria dice: chánquenlo, mátenlo, contra la reja muchachos, agarran al pollo entre 4, cuentan, 1, 2, 3 y juaaaa, lo tiran contra la reja)
8 de diciembre de 2006
Marroncitas y apretaditas
Es un placer que no se puede describir claramente. Algo así como comer Tor Tees. Es la sensación del crujido. Y sobre todo el SONIDITO que hace. Ese crshshshshshs, es riquísimo. Sobre todo cuando se hace despacito, poquito a poco: crshshshshshshshshshsshshshs. Se alarga el placer. Para el máximo disfrute la hoja tiene que estar en la vereda, nunca en el pasto. Y mis reglas de pisada impiden que las mueva de donde están. Así que las que están en el pasto, ahí quedaran.
Pero hay que tener cuidado. No todas las hojas secas hacen SONIDITO. Depende, creo, sobre todo de la estación del año. La mejor: sin dudas al final de la primavera y comienzos del verano. Cuando hay en el suelo un huevo de hojas que el sol va poniendo MARRONCITAS. Y las va poco a poco apretando y arrugando hasta que quedan perfectas para el machuque.
Pero hay veces en que uno falla. Uno ve una perfecta: MARRONCITA y APRETADITA. Es mas, cambio el paso para darle con la pisada. Y jua, la cagada; está húmeda. A la mela, se te aguó (o humedeció) el gusto. Lo único que logras es una sensación de colchoncito, pero del SONIDITO, nada, nacalapirinaca. Generalmente esto pasa a inicios del invierno, ojo.
Por eso me llegan los barrenderos. En el parque o en la universidad, cada vez es más difícil encontrar una buena hoja seca. Cuando los veo con su escoba y su depósito, donde un montón de potenciales hojas descansan sin pie que las machuque, espero que se larguen y veo que han dejado por ahí.
Creo que no soy el único. A veces he descubierto a gente caminando por ahí, que de pronto, a propósito, machuca una hoja. Otras veces lo descubrí conversando con gente de huevadas y de pronto a alguien por ahí también le gustaba pisar hojas. Uno descubre una comunidad de pisahojas caleta por ahí.
Si existe vida más allá de la muerte o una especie de paraíso, tiene que tener un parque con hartas hojitas MARRONCITAS y APRETADITAS, sino, baja en la esquina causa. Al sótano. Ahí con el calor de hecho hay harta hoja seca.
Por qué la gente se pone triste en navidad?
7 de diciembre de 2006
Se parecen o no?
En la puerta del penal de mujeres Santa Mónica, un domingo cualquiera de visita, Angie Gibaja visita a su buena amiga de pasarelas Malú Costa, caída en desgracia luego de habérsele comprobado el tráfico de drogas a alto nivel. Angie enfurecida, pues para ella las colas no son pan de cada día, increpa a los miembros de la benemérita Policía Nacional las demoras y los trámites. Una o dos horas mas tarde, luego de comprobarse que Angie aún no había procesado todo el alcohol de la noche de juerga[1], el suboficial de tercera Ramírez le niega el acceso. Las omnipresentes cámaras de televisión registran todos los hechos. Angie bufa, brama, insulta. Es inútil, la decisión ha sido tomada. Los policías tratan de pasar piola ante las cámaras de Magali TV. Ante el chongazo armado por Angie, el suboficial de tercera Ramírez le pide por favor a la señorita que se retire, que circule por favor. La cámara poncha en primer plano la cara del oficial confundido por los flashes y las luces. Angie está más confundida aún: a quién se le habrá ocurrido negarle el acceso a una modelo?, quién se habrá creído este?, no sabe quién soy yo?. Examina el rostro del efectivo, lo escanea, lo compara. Quiere insultarlo, no hay duda. No le salen las palabras. Finalmente recurre a lo fácil, al insulto primario, al adjetivo racial. Pero no, esta vez no es un cholo, ni un serrano el que está al frente. Angie grito a las cámaras: “Car’e Iquitos”. Nunca una chapa peor puesta.
Hay que decirlo. Si algún referente geográfico podríamos atribuirle al suboficial de tercera era justamente el sector oriental del Perú. Era clara su ascendencia selvática. Pudiste improvisar mejor chapa Angie. Tarea para la casa (o para la cárcel).
Segunda escena
No es novedad que cuando una persona de Lima llega a una comunidad lo primero es que a uno le cambian la profesión., automáticamente se convierte en un ingeniero. Ingeniero para aquí, ingeniero para allá. Qué caso tiene explicar qué es un sociólogo, en realidad, hasta ahora no se lo podría explicar a nadie y a quien le importa.
Lo segundo es que uno nota una amabilidad excesiva de la gente, una deferencia exagerada, un cuidado en la atención desmesurado. Ni mi mamá carajo, pienso. Todos son buena gente. Todos te saludan. En la mañana un buenos días, en las noches todos, buenas noches inge (con un poco más de confianza al segundo día).
La única huevada es que la gente te saluda: Inge, cómo está. Y hasta con tu nombre. Y la cagada, tu no puedes reconocerlos. No puedes distinguirlos, individualizarlos. Todos se parecen. El de aquí es el jefe de la comunidad? O es el de la tiendita de gaseosas Frutti Kola?. No puedes tener seguridad si a quién le dices Doger[2] es Doger, sí Yakeli, es Yakeli. Te da roche saludar. A lo más un hola, buenos días o un chau impersonal.
La masa de caras se te aparecen iguales, y a lo lejos recuerdo a nuestra Angie y su insulto. Será que todos tienen cara de Iquitos, o en este caso cara de Mazokiato. Y si hago eso, a todos, hola Makokiato, cómo estas Mazokiato?, buenas noches Mazokiato. A la mierda las personas, total son comunidad, si o no?. Si. O No?.
Al tercer día, mientras almorzaba por cuchicienta vez fideos con atún, me sorprendí llamando a Santiago por un poquito de sal pal atuncito. A Herminio ya lo reconocía y le decía pa matar el tiempo yendo a pescar. De hecho, tengo que admitir que recibía ayuda de vez en cuando, pero ya no me daba roche intentar los nombres. Total, ahora la mayoría de las veces acertaba.
Entrando al cuarto día, ya podía distinguir a Honofrio o Yul Wilson. Pero no a todos. Y me tuve que ir con la tarea incompleta. No pude lograr individualizar a todos. Me queda la pica que no podré recordar a todos por su nombre. De hecho en unos días se me olvidaran sus nombres, pero por lo menos el intento se hizo.
En la mañana del quinto día, por fin escuchamos el ruido del esperado helicóptero que nos sacaría. Por fin. Adios Santiago, adios Doger, adios todos, menos los que nunca supe su nombre. Ellos como siempre, se despidieron. Hasta luego Inge, venga a visitarnos. Extrañaré eso, los saludos de la mañana, como si fuéramos íntimos, las buenas noches antes de dormir. En un tiempo no me acordaré de sus caras y de sus nombres pero sí de sus buenos modales.
Una pregunta final: Te despides cada noche de tus papas Angiecita?
[1] Convenientemente solapada con una gorrita.
[2] Todos los nombres presentados son reales. Cualquier semejanza con hechos reales es a propósito.