Es la primera vez que voy a intentar escribir en directo, sin pasar por el Word, sin corregir y sin el copy paste, jalando citas a ver cómo se verían mejor o cómo hilar una historia. Esto más parecería uno de esos experimentos de escritura automática, a ver qué sale.
Es viernes 1:35 de la mañana, bueno en realidad ya es sábado, aunque la gente cuente los días desde que se despierta hasta que se acuesta, entonces, si es así, para mi es viernes aún.
Mi día no fue muy bueno que digamos. Tuve que ir a mi municipalidad a "arreglar las cuentas de la familia" como diría Micheal Corleone en el Padrino 1. Aunque de mafioso no tengo nada, y al verdad que me chupe con esos burócratas. Pero me animaba la idea que en la noche tenía una cita. Eso le ponía adrenalina a la noche que se venía. Una cita siempre es motivo para ponerte nervioso acerca de qué esperar, que posibilidades tienes, si la chica con la que sales psasa algo, o ella sale sólo por pasar el rato con un pata. Esas cartas siempre están ocultas, y este poker es a una mano, doble o nada. Ganas o pierdes. Sales con casi novia o con una nueva amiga.
Yo no sabría que responder ahora que he llegado a mi casa después de la dichosa cita. No sé si he avanzado en lo de casi novia o he retrocedido a ser un pata mas de los que la mensajean.
Todo iba bien mientras tomábamos una limonada frozen, veía que la conversa fluía, que ella reía, cosa muy importante y que muchas veces se hace muy dificil, el arte de hacer reir a alguien, sobre todo a alguien que te importa o te interesa. Me anime aún mas cuando acabada la limonada, y con el local casi cerrando le dije "no te anima hacer algo". Ella(s, creo que se puede generalizar) no dijo sí al toque. No. Primero dijo que tenía sueño, que había que estudiar y levantarse temprano al día siguiente. Yo le pinte el asunto. Unos piscos sours. Ella, no quiero tomar. Yo, al menos me acompañas con algo. Vemos que hay, ella. Vamos.
Pude notar voluntad de seguirla, por eso la insistencia. Estaba contento. Las cosas iban por buen rumbo. Doble a la izquierda, cuadre y bajamos rumbo al Queirolo. Ya estamos cerrando, el mozo. Primer obstáculo. La pintura de la escena incluía el pisco sour del Queirolo. No otro.
La pintura comenzó a borronearse cuando cruzamos para ir a otro bar. El pisco no es igual. Yo igual pedí uno. Ella Daikiri de durazno.
La conversa siguió por caminos previsibles. Cosas de chamba, estudios, joda, amigos, que el mundo es chico, que cuántos años tienes, que quien iba a pensar que íbamos a ser "amigos" dijo ella. Mientras hablaba, pensaba si lo de amigos era algo natural, que se le salió así nomás o era algo pensado, una advertencia que ella estaba ahí no para algo, que no me imaginara cosas, que ella salía sólo como patas y nada mas. Siempre estos pensamientos vienen más cargados, más densos.
No encontraba el camino de llegar al tema, no sé qué tema, pero sabía que en algún momento algo tenía que pasar y la conversación tendría que entrar en ese camino sin retorno de: tienes novio, estás saliendo con alguien, y tu?
No llegó el instante y en algún otro momento, no se porqué, la traté de coger la mano, nada brusco ni forzado, creo yo, ella la guardó entre sus piernas. El amague me descolocó. Hubo uno de esos silencios que nunca se sabe cómo romper. Ella lo hizo, siguió la conversa, se esforzaba por pasar el rato. Lo noté y no tuve otra que seguirle la conversa acerca de cualquier otro tema. El que sea, el que nos saque de este atolladero sin palabras que llenar.
Y ahora estoy escribiendo este post sin saber tampoco porqué. Quizás es solo para llenar la ausencia más de una semana sin haber colocado nada nuevo en esta página. No lo se. O, quizás es para que alguien me explique lo que no se. Cuál es el siguiente paso, uno que no sea un salto al vacío. Uno que me lleve a algún lado, que haga que esas horas, que esa cita, tengan un significado. Se aceptan sugerencias.